Ananías, Misael y Azarías

Un corazón íntegro

Reflexión:

Al leer sobre esta historia, nos encontramos con tres jóvenes que fueron probados. Esta prueba tenía que ver con la adoración a la imagen de oro que el rey Nabucodonosor había construido. La orden del rey era que todos sus súbditos debían postrarse delante de esta estatua. Cualquiera que no lo hiciera sería lanzado al horno de fuego. ¿Qué habrías hecho tú en su lugar? ¿Te habrías inclinado? Ellos ya tenían clara su decisión y su respuesta fue: “No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto”. No había nada que pensar ni llevarlo a debate, ¡ellos lo tenían claro!

La integridad y la determinación no se desarrolla de la noche a la mañana, sino en el constante día a día hasta que se construye como un estilo de vida.

¿Cómo podemos vivir con la misma firmeza?

1. Las pequeñas pruebas nos preparan.

• ¿Qué harías si te dan un cambio de más en una tienda?
• ¿Y si encuentras una oportunidad para evadir una norma, como no pagar un billete de transporte?

Hay situaciones que enfrentamos día a día, circunstancias que ponen a prueba nuestra integridad. Cuando llegan, ¿dudamos? ¿O, al igual que los amigos de Daniel, decimos con firmeza: "No hay nada que pensar, haremos lo correcto"?

Para tener fe y obedecer a Dios en las grandes pruebas, es fundamental prepararnos obedeciendo en las pequeñas. Daniel, amigo de Sadrac, Mesac y Abed-nego, fue el primero en negarse a consumir la comida y la bebida del rey. Poco después, Sadrac, Mesac y Abed-nego demostraron tener la misma determinación. De alguna manera, esa firmeza en lo pequeño los preparó para enfrentar las grandes pruebas que vendrían. Por eso, empieza con lo pequeño, paso a paso.

2. Toma acción contra la influencia del mundo.

Las pruebas de fe a menudo se centran en resistir la influencia del mundo. Cuando Sadrac, Mesac y Abed-nego llegaron a Babilonia, les cambiaron sus nombres, intentando borrar su identidad en Dios (sus nombres originales eran Ananías, Misael y Azarías; véase Daniel 1:6-7). A pesar de la fuerte presión para conformarse a las costumbres babilónicas, ellos se negaron a desobedecer a Dios.

De manera similar, cada día enfrentamos la influencia del mundo. Pero está escrito: "Si tu ojo te hace pecar, sácatelo y deséchalo" (Mateo 5:29). Esto nos enseña que, si hay conversaciones que nos conducen al pecado, es mejor alejarnos de ellas. Si las redes sociales nos llevan a caer, quizá sea necesario apartarnos de ellas. Cuantas menos oportunidades tengamos de exponernos a aquello que nos tienta, más fácil será resistir la influencia del mundo.

Oración:

Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu santo monte? El que anda en integridad y obra justicia, que habla verdad en su corazón. Salmos 15:1-2.

Señor, ayúdame a mantenerme íntegro, que siempre pueda hablar en verdad. Que pueda llevar un estilo de vida que te honre en lo grande y en lo pequeño.