La mujer de Lot

No miro el pasado

Reflexión

De las más de 170 mujeres que encontramos en la Biblia, hay una con la que no queremos identificarnos: la mujer de Lot.

Dios había dicho a Lot y su familia que debían salir sin mirar atrás las tierras de Sodoma y Gomorra, pues iba a destruirlas debido a su gran pecado y falta de arrepentimiento: inmoralidad sexual, orgullo, abundancia de ociosidad, y negligencia hacia los pobres y necesitados, entre otros. (Génesis 19:16-17)

Mientras huían, Dios hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra, destruyendo ambas ciudades y todo lo que había en ellas.
La mujer de Lot desobedeció la orden de no mirar atrás, volviéndose, para inmediatamente convertirse en una columna de sal. (Génesis 19:24-26)

¿Qué aprendemos de este acontecimiento en Génesis 19?

1. Cristo Jesús viene y debemos poner nuestra mirada en Él. La mujer de Lot no vio la promesa y se aferró al mundo.

Jesús dijo: "Acordaos de la mujer de Lot. Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará". (Lucas 17:32-33)
Jesús nos manda a recordar a la mujer de Lot; debemos buscar lo eterno, buscarlo a Él.

2. La mujer de Lot se quedó anclada en el pasado. Como discípulos, debemos "olvidarnos de lo que queda atrás, y extendernos a lo que está por delante". (Filipenses 3:13)

El pasado no es nuestra promesa.

3. La mujer de Lot puso su mirada en los pecados de Sodoma y Gomorra, Dios había dicho: "No mires atrás" (Génesis 19:17), pero ella desobedeció. Sus ojos se enfocaron en los placeres que Sodoma y Gomorra ofrecían: inmoralidad sexual, orgullo, abundancia de ociosidad, y negligencia hacia los pobres y necesitados. (Ezequiel 16:49-50)

4. Dios nos ha llamado a mirarlo a Él, a poner nuestros ojos en Jesús. Lo que hacemos tiene un impacto en nuestras generaciones. Las consecuencias de este modelo fueron desastrosas para la familia de Lot y, años más tarde, para el pueblo de Israel.

Después de huir, las hijas de Lot emborracharon a su padre en una cueva y tuvieron relaciones sexuales con él sin que estuviera consciente. De estas uniones nacieron Moab y Ben-amí, ancestros de los moabitas y los amonitas. Estas naciones maldijeron a Israel (Nm. 22-24), los llevaron a la idolatría (Nm. 25), se opusieron a su entrada a la tierra prometida y guerrearon contra ellos (Jue. 10-11).

Dios nos ha llamado a confiar en Él y en Sus promesas. Nos ha llamado a mirar hacia adelante, con la mirada puesta en Él.

Anclarnos al pasado no es nuestra promesa. Él tiene un futuro brillante para nosotros, pero debemos andar sin mirar atrás.

Somos responsables de lo que Dios nos dice y de las personas bajo nuestro cuidado. Las consecuencias pueden ser graves, pero en Cristo hay redención.

Oración:

Padre, hoy ponemos nuestra mirada en Ti. No hay vuelta atrás, nada en este mundo puede saciarnos como Tú lo haces. Perdónanos y ayúdanos a ser un buen ejemplo para quienes están bajo nuestro cargo.