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ENCONTRAR UN TERRENO COMÚN

El apóstol Pablo procedía de un entorno judío muy tradicional. Así que conectarse con sus compañeros judíos era un territorio familiar. Después de todo, el Antiguo Testamento era un terreno común. Sin embargo, Pablo también tuvo éxito en compartir y conectarse con los gentiles, las comunidades no judías. Echa un vistazo a su viaje a Grecia.

En Atenas, la sede de la cultura griega, Pablo se enfrentó a un sistema de creencias que lo incluía todo: ídolos y dioses en todas partes. En uno de los altares, Pablo notó una inscripción: “A un Dios desconocido”. Puede parecer un lugar extraño para comenzar una conversación de fe, pero este fue su punto de partida para compartir el Evangelio. En lugar de condenar inmediatamente sus creencias, Pablo usó este altar en particular para hablarles sobre el único Dios verdadero. De repente, Paul captó su atención.

La mayoría de los estadounidenses de hoy no han crecido en un hogar cristiano. La mayoría de la cultura actual es bíblicamente analfabeta. La antigua Grecia no fue diferente. No conocían la Biblia ni lo que revela acerca de Jesús. Entonces Pablo los encontró donde estaban; comenzó en un terreno común.

Si bien Pablo nunca citó un versículo de la Biblia, todo lo que dijo provino de la Palabra de Dios. Lea su conversación completa en Hechos 17:16-34. Verá, Pablo demostró cómo podemos compartir la historia de Dios a una cultura bíblicamente analfabeta que es relevante hoy. Y comienza por encontrar un terreno común.

Si eres cristiano como Pablo, ¿qué puntos en común puedes encontrar con tus compañeros de trabajo, tus amigos o tus vecinos para compartir las buenas nuevas de Jesús?