Enfocar tu vida en encontrarse con DiosMuestra

El fruto de permanecer

Muy a menudo, por un deseo correcto de hacer obras buenas y que honren a Dios, tratamos de forzar el fruto de nosotros mismos sin tomarnos el tiempo para descansar y recibir los nutrientes que solo podemos obtener de permanecer en nuestro Padre celestial. Una rama desconectada de un manzano no puede producir frutos buenos, así como tú y yo no podemos hacer buenas obras sin permanecer continuamente en el amor, la gracia y la presencia de Dios. Sin centrar verdaderamente nuestras vidas en el encuentro con Dios, nunca produciremos el fruto para el que fuimos creados. Jesús nos enseñó en Juan 15:1-5

"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer".>

El corazón de Dios es que permanezcamos en Él cada día. ¡Qué increíble es eso! Tú y yo podemos injertarnos cada día en la vid perfecta, buena y poderosa de nuestro Padre celestial. Podemos levantarnos cada día, abrir nuestro corazón a Dios y vivir de la unión que nos ofrece el poderoso sacrificio de Jesús.

En lugar de esforzarnos por hacer buenas obras cuando nuestros pies tocan el suelo, debemos tomarnos tiempo para ser amados por nuestro Padre celestial. En lugar de crear nuestras propias oportunidades para servir a Dios, debemos dejar que Él nos guíe hacia las obras que nos ha encomendado. En lugar de tratar de llevar a otros a Jesús por nuestros propios esfuerzos, debemos simplemente vivir abierta y honestamente con los demás, revelando así el corazón de Dios para encontrarse con aquellos que están quebrantados y necesitados de Él. Y en lugar de vivir como si Dios nos hubiera abandonado a nuestra suerte, debemos reconocer nuestra unión con el Espíritu Santo en cada momento, permitiendo así que su presencia amorosa impregne todo lo que hacemos.

Santiago 2:26 enseña, "Así como el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin buenas acciones está muerta". Conéctate hoy a la maravillosa vid de Jesús. Centra tu vida en el encuentro con Él. Solo permaneciendo en Dios, tu fe producirá obras vivas, eternas y llenas del poder transformador del Espíritu de Dios. Que hoy descubras la libertad y el amor de que dispones en continua comunión con tu Padre celestial.

Oración

1. Medita sobre la importancia de permanecer en la vid. Permite que las Escrituras despierten hoy tu deseo de descansar en Dios.

"¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo entero". Salmos 46:10

"Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada". Juan 15:5

"Les anunciamos lo que nosotros mismos hemos visto y oído, para que ustedes tengan comunión con nosotros; y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo". 1 Juan 1:3

2. ¿Dónde has estado esforzándote por hacer buenas obras aparte de la presencia permanente de tu Creador? ¿Qué partes de tu vida necesitan tener una mayor conexión con el amor de Dios?

3. Toma un tiempo para descansar en la presencia de Dios. Permanece en Él. No mires ni pienses en las cosas que se te presentan hoy. Habrá tiempo de sobra para las tareas y las relaciones. Centra toda tu atención en la realidad de la cercanía con Dios y abre tu corazón para recibir todo el amor que te tiene en este momento presente.