Enfocar tu vida en encontrarse con DiosMuestra

Ver a Dios como nuestro Padre

Si hay un nombre de Dios que tiene el poder para transformar radicalmente la vida de los creyentes, este es «Abba» o «Padre». Ver a Dios como nuestro Padre lo cambia todo. En el libro de Brennan Manning, El furioso anhelo de Dios, se hace una pregunta importante y poderosa:

¿Tu vida personal de oración se caracteriza por la sencillez, la sinceridad de un niño, la confianza sin límites y la familiaridad de un niño que gatea en el regazo de papá?¿El saber con seguridad que al papá no le importa si el niño se duerme, se pone a jugar con los juguetes o incluso empieza a charlar con amiguitos porque el papá sabe que el niño ha elegido esencialmente estar con él en ese momento? ¿Es ese el espíritu de tu vida de oración interior?

La primera vez que leí estas preguntas, pensé: «Seguro que no puede ser tan simple. Seguro que esto no es todo lo que Dios espera de mí». Hemos errado el tiro en lo que realmente significa ser hijos de un Padre bueno, cercano y amoroso. Hemos proyectado nuestras propias inseguridades, perspectivas y experiencias sobre un Dios cuyo amor está encarnado. No hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame más de lo que ya nos ama. Y no hay nada que podamos hacer para que nos ame menos. Dios nos ama porque nos ama. Le gustamos porque le gustamos. Quiere estar con nosotros porque Él es así, no porque nos ganemos su deseo.

Juan 3:16 dice: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.»

Incluso cuando estábamos en pecado y separados de Dios, nos amó lo suficiente como para pagar el precio más alto por tenernos. Tan grande era su amor por nosotros que Jesús entregó su propia vida como expiación por nuestros errores, fracasos, debilidades y fragilidad. Si Dios nos amó incondicionalmente entonces, nos ama incondicionalmente ahora. Si Dios nos eligió entonces, nos elige ahora. Si Dios nos deseaba entonces, nos desea ahora.

Para centrar nuestra vida en encontrarnos con Dios, debemos comprender la naturaleza de su amor por nosotros. Debemos empezar a relacionarnos con Él como nuestro Padre bueno y amoroso por encima de todo. Debemos desechar cualquier idea de que está enfadado con nosotros, alejado de nosotros o vacío de afecto o deseo hacia nosotros. Solo nos sentiremos atraídos por nuestro Padre celestial en la medida en que le tomemos la palabra y confiemos en su amor por nosotros. Dedica hoy un tiempo a recibir el amor abrumador e incondicional de Dios por ti. Permite que su amor reoriente tus perspectivas y creencias. Y responde a su gran amor abriendo tu corazón y teniendo comunión con tu Creador, Sustentador y Padre celestial lleno de amor.

1. Medita en la bondad de Dios, tu Padre perfecto. ¿Qué significaría tu relación con él si realmente lo vieras así? ¿Cómo vas a reorientar tus perspectivas a la luz de su palabra?

«Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.» Juan 3:16

«Y no llamen "padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre y él está en el cielo.» Mateo 23:9

«Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.» Santiago 1:17

2. ¿De qué otras formas has visto a Dios que no sea como un Padre amoroso? ¿Lo has visto como un capataz, un Creador distante o un Padre enfadado o pasivo?

«¿Tu vida personal de oración se caracteriza por la sencillez, la sinceridad de un niñol, la confianza sin límites y la familiaridad de un niño que gatea en el regazo de papá?¿El saber con seguirdad que al papá no le importa si el niño se duerme, se pone a jugar con los juguetes o incluso empieza a charlar con amiguitos porque el papá sabe que el niño ha elegido esencialmente estar con él en ese momento? ¿Es ese el espíritu de tu vida de oración interior?» Brennan Manning, El furioso anhelo de Dios.

3. Pídele a Dios que te ayude a experimentar las profundidades de su amor hoy. Toma un tiempo para recibir de su presencia y descansar en su bondad. Abre las partes de tu vida que no estén dando el fruto de su amor incondicional y recibe todo el afecto que tiene para darte.

«Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo.» Efesios 1:3