Hecho para esto: un estudio sobre identidad, pertenencia y propósitoMuestra
Servir juntos como uno solo
Por Rob Nieminen
“también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás”.—Romanos 12:5 (NVI)
Nuestro pastor principal, Doug Sauder, dice a menudo que la Iglesia no es un crucero, sino un buque de guerra. Es una buena analogía, porque no hay pasajeros a bordo de un buque de guerra, solo tripulantes en servicio activo que son vitales para que las operaciones del buque tengan éxito. De la misma manera, la Iglesia tiene una misión: hacer discípulos a todas las naciones (Mateo 28:16-20), y solo a los cristianos se les ha encomendado llevar a cabo la Gran Comisión.
En el versículo de hoy, el apóstol Pablo dice que somos miembros de un cuerpo, la Iglesia, que pertenece a Jesús. La palabra griega que aquí se traduce como “miembro” es mélos, que significa “un miembro (parte) perteneciente a un todo”. Curiosamente, la palabra mélos también se usaba en la antigüedad para referirse a instrumentos de guerra y a las piezas de un barco. Para simplificar, significa que el todo es más que la suma de sus partes.
Sin embargo, hay algo que creo que Pablo no quiere que pasemos por alto. Aunque cada uno de nosotros tiene un papel diferente en la amplia misión de la Iglesia, estamos profundamente interconectados, tal como nuestras partes del cuerpo físico lo están. Ningún cristiano es irrelevante. En 1 Corintios 12:21–23 (NVI), Pablo escribe: “El ojo no puede decirle a la mano: ‘No te necesito’. Ni puede la cabeza decirles a los pies: ‘No los necesito’. Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son indispensables, y a los que nos parecen menos honrosos los tratamos con honra especial. Además, se trata con especial modestia a los miembros que nos parecen menos presentables”.
Albert Barnes describe en sus Notas sobre la Biblia nuestra relación como cristianos de esta manera: “Estamos tan unidos que somos mutuamente dependientes; cada uno está al servicio de los demás, y la existencia y función de uno es necesaria para la utilidad de otro. Por lo tanto, en la Iglesia, cada individuo no solo es necesario en su lugar como individuo, sino que es necesario para la adecuada simetría y funcionamiento del todo”.
Entonces, ¿cómo funciona esto en nuestra vida diaria como miembros de la Iglesia? Pablo lo dice claramente cuando escribe: “para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan”. (1 Corintios 12:25–26 RV1960).
Tomando prestadas las palabras de la popular canción de U2 “One”:
Un amor, una sangre
Una vida, tienes que hacer lo que debes
Una vida el uno con el otro
Hermanas, hermanos
Una vida, pero no somos lo mismo
Nos llevamos el uno al otro, el uno al otro
Uno
Pausa: ¿Qué papel sientes que Dios te llamó a desempeñar en el cuerpo de Cristo, y de qué manera puedes servir a los demás miembros a tu alrededor?
Practica: Si no tienes claro cuáles son tus dones, pero quieres saberlo, comienza haciendo una lista de lo que te gusta hacer, lo que te apasiona, las cosas que te emocionan y te dan gozo, y las cosas que se te dan bien. Plantéate hacer un test de dones espirituales, y explora cómo puedes desarrollarlos y perfeccionarlos para usarlos para ministrar a otros.
Ora: Padre celestial, gracias por permitirme ser parte de tu familia, parte de tu cuerpo. Por favor, muéstrame cómo quieres usarme para darte gloria y servir a aquellos que están a mi alrededor. Ayúdame a vivir en unidad con mis hermanos y hermanas en Cristo, compartiendo su gozo y tristeza, poniendo en práctica los dones que me has dado. En el nombre de Jesús. Amén.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿A dónde pertenezco? ¿Cuál es mi propósito? Si alguna vez te has planteado preguntas profundas como estas, no estás solo. En el fondo, todos sentimos que hay algo más en esta vida, que fuimos creados para algo más. En este estudio de 15 días, descubriremos quiénes debemos ser, dónde podemos encontrar un verdadero sentido de pertenencia y aceptación, y el propósito con el que Dios nos creó.
More