Hecho para esto: un estudio sobre identidad, pertenencia y propósitoMuestra
Todo por tu bien, todo para su gloria
Por Danny Saavedra, pastor.
“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito”.—Romanos 8:28 (NVI)
Como vimos ayer, Dios es quien nos capacita “en todo lo bueno para hacer su voluntad”, Él es quien cumple en nosotros “lo que le agrada, por medio de Jesucristo” (Hebreos 13:21 NVI), y Él es quien produce en nosotros “tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad” (Filipenses 2:13 NVI). ¿Has notado cómo se usa la palabra “bueno” en ambos versículos?
En el griego original, la palabra “bueno” (agathos) se define como “intrínsecamente bueno, bueno en naturaleza, bueno aunque no se vea que lo es”. Es la bondad que se origina en Dios y es potenciada por Él en la vida de las personas a través de la fe. Él obra en nosotros para lograr lo que es verdadero y perfectamente bueno en naturaleza, al igual que Él es bueno en naturaleza; Él obra en nosotros el querer y el actuar para cumplir su propósito divinamente inspirado y perfectamente bueno. Y, amigos... eso incluye las cosas que suceden en nuestras vidas que consideramos malas, como nuestro trauma, dolor y sufrimiento.
El libro de Romanos es una clase magistral de teología y de vida cristiana; en el punto central está el versículo de hoy, que declara: “Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman”. Espera, ¿entonces no son solo las cosas buenas, sino todas las cosas? ¡Sí! El Dios que obra en nosotros para lograr sus buenos propósitos es el mismo Dios que obra en nosotros el sufrimiento, dolor, trauma, penurias, heridas y dificultades, y lo redime todo para nuestro bien, para su gloria y para sus buenos propósitos. El Dios que nos equipa con todo lo bueno para hacer su voluntad es también el mismo Dios que nos equipa para ser “más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37 NVI) y “que sostiene [nuestra] mano derecha y [nos dice]: No temas, yo te ayudaré” (Isaías 41:13 NVI).
No quiero minimizar o disminuir el dolor de nadie. El sufrimiento duele, el trauma daña. Las crisis, la muerte, la enfermedad, la ansiedad, las pruebas y las tribulaciones en la vida son profundamente difíciles de atravesar. Pero anímate porque, a pesar de todo, Dios cuida de nosotros (1 Pedro 5:7); Él toma nuestras cargas sobre sí mismo, (Mateo 11:28–30); Él crea belleza de las cenizas (Isaías 61:3); y enjuga toda lágrima y todo dolor (Apocalipsis 21:4).
“De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse a nosotros” (Romanos 8:18 NVI). Al final, podemos clamar a Dios y estar seguros de que Él nos escucha, está con nosotros y nos prepara para atravesarlo todo y soportarlo todo. Él “cumple su propósito” para nosotros (Salmo 57:2 NVI), ¡y ese propósito es BUENO!
Pausa: ¿De qué maneras has visto a Dios obrar en tu vida para bien, para lograr sus buenos propósitos en ti y a través de ti?
Practica: Copia y pon estos versículos en lugares visibles para recordar la verdad de su bondad y los propósitos que tiene para ti.
Ora: ¡Padre, oro para que tu voluntad y propósitos se cumplan en mi vida hoy y todos los días! Amén.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿A dónde pertenezco? ¿Cuál es mi propósito? Si alguna vez te has planteado preguntas profundas como estas, no estás solo. En el fondo, todos sentimos que hay algo más en esta vida, que fuimos creados para algo más. En este estudio de 15 días, descubriremos quiénes debemos ser, dónde podemos encontrar un verdadero sentido de pertenencia y aceptación, y el propósito con el que Dios nos creó.
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