Hecho para esto: un estudio sobre identidad, pertenencia y propósitoMuestra
La fórmula secreta
Por Lisa Supp
“alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Hechos 2:47 (RVR1960)
Mi familia vivió en una zona donde había ovejas que pastaban en campo abierto. Una primavera vi que había pocos corderos, y le pregunté a uno de los pastores qué estaba pasando, ¿dónde estaban los bebés? Hizo un gesto con los brazos y me dijo: “Mira alrededor. ¿Dónde hay comida buena en este desierto?” Claramente, los animales adultos no estaban recibiendo la alimentación que necesitaban para reproducirse. Las tierras sin vegetación dan lugar a ovejas infértiles.
Eso me recordó a algo que leí en un comentario del pastor Chuck Smith: parafraseando, decía que las ovejas saludables se reproducen. Por supuesto, él se refería a las personas de la Iglesia, las ovejas de nuestro Buen Pastor. Reflexionemos un momento… Si hacemos las cosas como es debido, cuando las ovejas estén bien alimentadas y saludables, nacerán más en el rebaño. Quedémonos con esa idea y volvamos al versículo anterior para recapitular su contexto.
Era Pentecostés. Pedro, lleno del Espíritu Santo, dio al pueblo de Jerusalén un poderoso mensaje. Gran parte estaba basado en las Escrituras que conocía y en su experiencia con Jesús. Sus palabras penetraron los corazones del pueblo, y le preguntaron qué debían hacer. ¿Qué les respondió Pedro? ¡Que se arrepintieran! Que se bautizaran en el nombre de Jesucristo (Hechos 2:37 - 38). Y 3.000 personas lo hicieron.
La clave para la reproducción saludable de la Iglesia está en lo que hicieron después del bautismo. Se dedicaron a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunidad, al partimiento del pan (comunión) y a la oración. Estaban en unanimidad, daban lo que podían a los necesitados y alababan a Dios. Crecían en el conocimiento de la Palabra de Dios y profundizaban su relación con Jesús. De esta forma estaban mejor equipados para compartir el Evangelio con otros.
Volviendo a las ovejas, hemos aprendido que con una mejor nutrición nacen más corderos. ¿Qué sucede si aplicamos este concepto a las personas de la Iglesia? ¿Cómo recibimos nutrición espiritual? La recibimos a través del equipamiento del Espíritu Santo y del conocimiento de la Palabra de Dios. Al igual que Pedro, cuando nos afirmamos en la verdad y el poder de la Palabra de Dios, y compartimos nuestras experiencias con Jesús, el Señor traerá crecimiento.
Si lo hacemos bien, dedicando nuestro tiempo a aprender la Palabra de Dios, a la comunidad, a dar con generosidad y a orar fervientemente, el Señor añadirá diariamente a su Iglesia. No es nuestro esfuerzo externo, sino un sentimiento interno. No se trata de cambiar nuestro enfoque, sino de una devoción continua. No son las palabras que decimos, sino la Palabra que recibimos y la forma en que su verdad habla a través de nosotros.
No hay fórmula secreta. Charles Spurgeon escribe: “Si queremos un avivamiento debemos avivar nuestra reverencia por la Palabra de Dios”. Amén.
Pausa: ¿Cuál es la clave en el crecimiento inicial de la iglesia?
Practica: Por lo general, ¿cómo te alimentas espiritualmente? ¿La Palabra de Dios tiene prioridad en tu vida?
Ora: Padre, te pido que mis hermanos en Cristo y yo tengamos hambre y sed de justicia y nos acerquemos a ti en nuestros tiempos a solas y en la congregación. Pido, Señor, por un avivamiento global y que seamos extensión de tu bondad, que lleva al arrepentimiento. Amén.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿A dónde pertenezco? ¿Cuál es mi propósito? Si alguna vez te has planteado preguntas profundas como estas, no estás solo. En el fondo, todos sentimos que hay algo más en esta vida, que fuimos creados para algo más. En este estudio de 15 días, descubriremos quiénes debemos ser, dónde podemos encontrar un verdadero sentido de pertenencia y aceptación, y el propósito con el que Dios nos creó.
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