Por qué estamos aquí

Por el pastor Dan Hickling

“todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”.—Isaías 43:7 (RVR1960)

“¿Por qué estoy aquí?” Sin duda, todos nos lo hemos preguntado en algún momento. Es el designio y la voluntad deliberada de Dios que nos preguntemos, reflexionemos y cuestionemos cuando nos paramos a mirar el mundo que nos rodea: las incalculables estrellas en el cielo, la majestuosidad de las montañas en el horizonte, el inagotable mar que se acerca y se aleja. El orden innegable de la creación nos hace preguntarnos cuál es nuestro significado en medio de todo.

Algunos persiguen esa pregunta igual que los perros se persiguen la cola, hasta el fin de sus días. Nunca llegan a entender la razón de su existencia. Eso no nos tiene por qué pasar a nosotros, porque si leemos lo que Dios nos dice en su Palabra, podremos entender claramente por qué estamos aquí. Dios mismo nos dice a través del profeta Isaías que hemos sido creados por Él para su gloria, para glorificar a Dios que nos creó.

¡Nuestras vidas no carecen de significado! Nuestro propósito es despojarnos de nuestros impulsos egocéntricos que dominan nuestros pensamientos y acciones, y dedicar enteramente nuestro ser a glorificar a Dios. En otras palabras, no se trata de nosotros, se trata de Él. Como la luna refleja el brillo del sol, nuestras vidas deben reflejar el resplandor de Dios y lo que Él ha hecho.

Debemos glorificar a Dios desde el momento en el que nos despertamos. Debemos glorificar a Dios de camino al trabajo. Debemos glorificar a Dios cuando empiezan los cotilleos en la sala de empleados. Debemos glorificar a Dios con nuestra ética laboral. Debemos glorificar a Dios cuando nos elogian por un excelente rendimiento en el trabajo. Debemos glorificar a Dios cuando nos golpea una tragedia inesperada. Debemos glorificar a Dios cuando no entendemos las cosas que está permitiendo que sucedan en nuestra vida. Debemos glorificar a Dios cuando alzamos las manos en adoración. Debemos glorificar a Dios cuando alguien nos saca de quicio. Debemos glorificar a Dios cuando alguien en quien confiamos nos traiciona. Debemos glorificar a Dios cuando exhalamos el último aliento en este mundo.

¡Simplemente, debemos glorificar a Dios! Lo hacemos al dirigir la atención de los demás no hacia nosotros, sino hacia su bondad; al compartir lo que Él ha hecho, especialmente el evangelio; confiando en Él a través de las dificultades; obedeciendo su voluntad y viviendo con Él una relación que nos satisface el alma. Las oportunidades son infinitas, porque Él es infinitamente glorioso en lo que es y en lo que hace. ¿Podría haber un propósito mayor para existir que el que Dios nos ha dado?

“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.—Apocalipsis 4:11 (RVR1960)

Pausa: ¿Qué nos revela la Palabra de Dios sobre la ancestral pregunta de por qué estamos aquí?

Practica: Piensa acerca de cómo impacta en tus decisiones el conocer el propósito de Dios para tu vida, y cómo podrías aumentar ese conocimiento.

Ora: Glorioso Dios, permíteme ver mi propósito de acuerdo a tu plan para mi vida. Que tu Espíritu me permita alejarme de mí mismo y acercarme a ti, y que, al hacerlo, ayude a otros a acercarse a ti. Amén.