Cerca de los quebrantados de corazón: cómo sanar un corazón roto a la manera de DiosMuestra

Deja que Dios te defina

Concentrad vuestra atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues vosotros habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es vuestra vida, se manifieste, entonces también vosotros seréis manifestados con él en gloria. Colosenses 3:2-4 NVI

Tómate un momento para pensar en todo lo que es importante para ti. ¿Qué lugar ocupa Dios en esa lista?

Cada vez que elevamos algo por encima de Dios, estamos cometiendo idolatría. No todo el dolor proviene de la idolatría, pero la idolatría puede conducir al dolor. Por eso es importante tener en cuenta que nada puede reemplazar el lugar que Dios ocupa en nuestro corazón. Si idolatramos algo, nos arriesgamos a redefinir lo que Dios nos llamó a ser.

Fuimos creados por Dios y para Dios. Y, como fuimos creados para Dios, solo podemos descubrir quiénes somos realmente cuando lo buscamos a Él. Idolatrar algo y convertirlo en el aspecto más importante de nuestra vida puede cambiar la forma en que nos definimos a nosotros mismos. 

Cuando tratamos de definir quiénes somos con algo que no es Dios, al final nos va a fallar. Es como tratar de remendar un barco que se hunde con chicle: puede funcionar por un período muy corto, pero no nos vamos a mantener a flote a menos que remendemos el agujero con algo resistente. De la misma manera, si ponemos nuestra identidad en algo (o alguien) que amamos, puede que nos sintamos realizados por un corto tiempo, pero al final no nos podrá satisfacer como lo hará Cristo.

Definirnos por algo que no sea Cristo no significa que no amemos a Jesús. Pero nuestro amor por Jesús debe estar por encima de nuestro amor por cualquier otra cosa. Si nuestras prioridades no están alineadas, Él buscará oportunidades para recordarnos quiénes somos realmente. Y, a veces, Él usa el dolor para demostrárnoslo. 

Cuando algo que idolatramos nos decepciona o nos lo quitan, puede destrozar nuestro sentido de identidad y obligarnos a recoger los pedazos. Pero, si se lo permites, Dios puede construirte una identidad nueva y más fuerte. Él puede tomar los pedazos rotos de tu vida y convertirlos en algo que lo honre y le dé gloria. 

Ora:

• Pídele a Dios que te revele cualquier ídolo que haya en tu vida. 
• Pídele que redefina tu identidad en Él. 
• Pídele a Dios que te muestre cómo Él te ve.