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La aflicción es parte de la vida
Filipenses 4:6 dice: “Por nada estéis afanosos; antes bien, en toda situación, con oración y ruego, presentad vuestras peticiones a Dios con acción de gracias”.
En sus enseñanzas, Pablo habla de la condición humana y de lo que atravesamos en la vida cotidiana. Esto es importante porque aunque necesitamos conocer la riqueza de la vida de Cristo, también debemos saber cómo usarla en situaciones adversas. En el libro de Filipenses, Pablo enseña sobre las preocupaciones que vivimos y la angustia del alma. Necesitamos entender que las aflicciones son parte de la vida. No podemos evitarlos. Nuestra vida no se trata de vivir en estas situaciones, sino que son parte de ella.
Recordemos que el mismo Jesús les dijo a sus discípulos: “En este mundo tendréis aflicción. ¡Pero anímate! He vencido al mundo." Los seguidores de Jesús pasarían por tiempos de persecución, como lo muestra la historia.
En general, como hijos de Dios, no estamos exentos de aflicciones o pruebas. Somos hijos de Dios que tenemos una vida victoriosa; sin embargo, como enseñó Pablo, esto no significa que evitaremos tiempos difíciles.
Pablo no niega que la aflicción exista o llegue a nuestras vidas. Pablo dice que no se inquieten por nada. La preocupación conduce a problemas mayores, como la ansiedad. El miedo a través de su situación y circunstancias causa ansiedad. Pablo dice que por nada absolutamente estéis afanosos; pero el miedo en vuestro corazón y mente produce un estado de ansiedad que os envuelve en un lugar permanente de aflicción.
Todos hemos pasado por situaciones preocupantes y seguiremos pasando por momentos de angustia que pueden producir ansiedad. Pablo nunca dice que porque somos hijos de Dios, vamos a pasar por alto los tiempos difíciles. En realidad, Pablo dice que las situaciones difíciles no deben convertirse en una preocupación. La preocupación es cuando tus preocupaciones ocupan tus pensamientos y tu corazón está lleno de miedo. Es cuando piensas continuamente en tu situación con una actitud de miedo.
Además, Pablo enseña que, en lugar de preocuparse, hay que moverse. Antes de que el problema te lleve a una crisis, debes hacer algo al respecto. Sin embargo, tendemos a hacerlo al final de nuestra difícil situación. Pablo enseña el orden en que hacemos las cosas. Generalmente, las personas buscan soluciones de cualquier manera que puedan, pero antes de hacerlo, debemos acudir a Dios.
Escritura
Acerca de este Plan
Recordemos que Jesús mismo habló a sus discípulos diciendo: “En el mundo tendréis aflicción. ¡Pero anímate! He vencido al mundo." En general, como hijos de Dios, no estamos exentos de aflicción, problema o prueba. Tenemos una vida victoriosa, pero eso no nos impide pasar por el dolor como enseñó Pablo. Cómo reaccionamos ante las pruebas habla más fuerte que lo que predicamos.
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