La Economía Del ReinoMuestra
LA SANTIDAD
Dios es Santo y desea que sus socios colaboradores sean santos como Él, porque no puede unirse en un yugo desigual, como tampoco quiere que lo hagan sus hijos, para que, juntos, manifiesten la perfección divina delante de toda la creación, llenándola de su gloria y restaurándola a su origen.
Levítico 20:25-26: “Por tanto, vosotros haréis diferencia entre animal limpio e inmundo, y entre ave inmunda y limpia; y no contaminéis vuestras personas con los animales, ni con las aves, ni con nada que se arrastra sobre la tierra, los cuales os he apartado por inmundos. Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.”
Si se santifican los hijos de Dios, la abundancia es derramada del cielo, como cataratas, haciéndoles prosperar en todo.
No hay posibilidad de prosperar en la obra de Dios sin santificarse.
Vivir en santidad nos hace insobornables, libres de toda codicia, porque no ofrecen ninguna atracción las riquezas o los honores terrenales, al estar glorificados nuestros corazones, disfrutando de la inmensidad de Dios, y de todos sus bienes.
No es el dinero, ni el poder, los que corrompen, pues no tienen vida ni muerte en sí mismos, y no pueden hacer proselitismo para conseguirlo, sino que son los corazones sin santificar y con doble ánimo, corrompidos, por la avaricia y la vanidad.
Ser perfecto significa, además de puro, estar completo; y ése es el deseo de nuestro Padre generoso, que no tengamos necesidad de ningún bien, para lo cual nos da absoluta disponibilidad de todo lo que le pertenece, de tal forma que vivamos saciados.
Vivir en santidad es permanecer en la Palabra de Dios, en la roca de la voluntad perfecta de Cristo, sin salir de sus límites ni un milímetro, ni con la mirada.
Con la llave de oro puro, transparente, de la santidad, abrimos la puerta del Norte, para llegar hasta el templo y, después de pasar junto a la habitación donde está la imagen del celo, (Ezequiel 8:3-5), que simboliza los celos de Dios, ante las idolatrías de su pueblo, y también la pasión del Señor por salvar a las criaturas humanas, y alcanzar, más adelante, el altar, lograr entrar en el lugar Santísimo, donde podemos bañarnos de la brillante majestad de Dios.
Miguel Díez
Escritura
Acerca de este Plan
Dios es Ecónomo perfecto y administra con total sabiduría su casa. El quiere formar a sus hijos, sus discípulos, como administradores a su imagen, instruyéndoles, por medio de la Palabra, para que sean mayordomos fieles en la tierra, impartiendo la justicia distributiva, y pasen a ser reyes y sacerdotes en la eternidad, para dirigir con Él la verdadera y eterna felicidad que reinará en los ciudadanos del Reino de Dios.
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Nos gustaría agradecer a la Iglesia Cuerpo de Cristo por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://escuela.cuerpodecristo.es/