A prueba de tormentasMuestra

Pablo y sus compañeros marítimos habían pasado más de dos semanas en la “tormenta del siglo” cuando, finalmente, escucharon algunas olas en tierra. ¡La buena noticia fue que estaban cerca de tierra! La mala noticia era... ¡estaban cerca de tierra!

¿Qué hizo esta tripulación de hombres cansados y anegados? “Echaron cuatro anclas desde la popa y desearon que amaneciera”. Esa frase contiene toda la sabiduría que necesitarás ante cualquier tormenta traicionera y duradera en la vida.

La primera ancla que protege mi vida de la costa irregular de las circunstancias es la Palabra de Dios. La verdad eterna, la sabiduría divina y el poder curativo inherente que se encuentran en las páginas sagradas de la Biblia determinan mi principal ancla de protección.

La segunda ancla que mantiene firme mi vida en los terribles monzones de la vida es la elección de adorar incluso en la tormenta. Amigo mío, deja de murmurar o gemir y ¡empieza a adorar! El pueblo de Dios es un pueblo que canta; es por lo que somos conocidos. Cantamos cuando otros lloran y adoramos cuando otros se quejan. Alabamos cuando otros entran en pánico y hacemos melodías en nuestros corazones cuando otros permiten que el temor llene sus almas.

Mi tercera ancla es el compromiso con la oración. La oración es un lugar de poderosa influencia y dulce comunión; la oración es la fuerza que hace temblar de miedo al infierno y hace que el cielo se ponga de pie y aplauda con alegría.

Mi cuarta ancla es el poder del Espíritu Santo. Nunca superarás ninguna tormenta en la vida, grande o pequeña, si no aprovechas el poder del Espíritu de Dios y no te dejas cambiar por él.

Después de que el debilitado velero de Pablo chocó contra un arrecife y comenzó a destrozarse, los 276 pasajeros y la tripulación (ver Hechos 27:37) nadaron o encontraron algo a qué agarrarse mientras las olas los arrastraban hasta la orilla. ¡Estaban vivos, tal como Dios lo había prometido! La próxima vez que te sientas abrumado, piensa en el viaje por mar de Pablo y recuerda que Dios cumplirá su promesa de estar siempre contigo y ayudarte a salir adelante.