A prueba de tormentasMuestra

La mayoría de las historias de la vida no comienzan realmente desde el principio, al menos no en lo que podríamos identificar como el principio. Para comenzar antes del comienzo de la historia de la tormenta, debemos presenciar el milagro que precedió a la tempestad.

En Mateo 14, Jesús acababa de recibir la noticia de que su primo Juan había sido asesinado. Necesitaba un lugar de soledad para procesar el dolor humano de la pérdida y llorar la vida de su querido amigo y compañero de trabajo en el ministerio. Pero Él no pudo escapar por sí solo ni siquiera en este momento de tragedia. Las multitudes pudieron olfatearlo y descubrir la ubicación de su lugar tranquilo.

“Los discípulos se acercaron a [Jesús] y le dijeron: “Este lugar está desolado y ya es tarde; Despide, pues, a la multitud, para que vayan a las aldeas y se compren de comer.’”

¡Los discípulos se concentraron en su carencia—lo que no tenían—en lugar de en quién estaba con ellos! Estaban orientados a los hechos, pero Jesús siempre llama a sus discípulos a salir de los hechos temporales de una situación y a un lugar de fe en su poder para demostrar las realidades eternas. Los discípulos estaban consumidos por sus circunstancias, mientras que Jesús estaba consumido por la compasión del Padre por las multitudes que habían venido a escuchar y recibir sus palabras vivificantes.

Los discípulos habían elegido caminar por vista; pero Jesús, caminando por fe, vio lo que ellos habían pasado por alto: vio los resultados de un milagro. Puedes elegir si caminar por fe o por vista sin importar la tormenta amenazante que se cierne en el horizonte de tu vida. Puedes elegir la fe o puedes elegir entrar en pánico; puedes elegir confiar en el Padre para que te proteja o puedes elegir soltar negatividad. Tu eliges.

Los discípulos pudieron producir “sólo cinco panes y dos peces”, que un joven “muchacho” de la multitud había traído con él. Sin embargo, la palabra sola no está en el vocabulario de Jesús.

Nunca colaborarás con Jesús en un milagro si solo ves lo que tienes en tus manos. Debes fijar tu mirada en el poder del cielo y recordar que hay un Dios que, de hecho, interviene en los asuntos de los seres humanos. Hay un Dios que es más que suficiente en cualquiera de las situaciones de tu vida. ¡Hay un Dios!