Ester

He sido llamada

Reflexión:

¿Sabes cuál es tu propósito? O, aún mejor, ¿crees que hay un propósito para ti? Sé que puede ser difícil creer en esto cuando la vida no marcha como esperabas. Y si este no es tu caso y ya sabes cuál es tu propósito, hoy quiero animarte a que lo confirmes bajo la perspectiva de lo eterno.

La pregunta del propósito no es una pregunta nueva; de hecho, me lo pregunto frecuentemente y la escucho con quienes me rodean. A menudo tengo conversaciones donde las personas dicen: “¡No sé cuál es mi propósito!”.

Quiero decirte con absoluta certeza que tú sí has sido llamado o llamada para este tiempo, y que sí tienes un propósito. Las circunstancias, sean pasadas, presentes o futuras, no definen si tienes un propósito o no. La depresión, ansiedad, tristeza, soledad o incertidumbre no eliminan tu propósito. De hecho, esa situación que estás atravesando te haya llegado para cumplir el propósito que Dios tiene para ti. (Ester 4:14).

Ester era una mujer huérfana, adoptada por su primo Mardoqueo, desterrada de Jerusalén por Nabucodonosor y llevada a Babilonia. Allí debía ocultar que era judía para sobrevivir. Fue separada de la única persona que tenía a su lado por un mandato del rey Asuero (Ester 2:5-8,10). Las circunstancias no definen tu propósito.

Tú, al igual que Ester, puedes usar tu situación actual para encontrar tu propósito, Pero, ¿cómo hacerlo?

Entra en la presencia de Dios: Ester dijo “yo no he sido llamada” antes de meterse en la presencia de Dios. Fue cuando decidió orar y ayunar que descubrió su propósito. Entrar en la presencia de Dios diariamente, las veces que sea necesario, es esencial para conocer nuestro propósito. Al seguir entrando, nunca olvidaremos lo que Dios ha depositado en nosotros y seremos fortalecidos para cumplirlo. Solo nuestro Creador sabe para qué fuimos creados.

Ten un corazón obediente: La vida de Ester no fue fácil, pero no por eso fue rebelde. Todo lo contrario, su obediencia la hizo digna de confiar en ella para revelar su propósito. ¿De qué sirve conocer el propósito si no estamos dispuestos a obedecerlo? Ester obedeció las indicaciones de su primo Mardoqueo (Ester 2:20) y fue obediente al presentarse ante el rey después de su tiempo de ayuno y oración, aunque eso podía significar su muerte (Ester 4:16). ¿Hay algo en tu vida que necesite ser obedecido?

Piensa menos en ti mismo: Ester fue coronada reina entre muchas, pero esa no era la razón por la que fue llamada. Halló gracia y favor de los hombres, pero eso no era su propósito. Tenía todo lo material que una reina podía recibir, pero no fue para eso que fue llamada. El propósito no tiene que ver con una corona que te haga lucir bien, sino con el impacto que tienes en los demás, con cómo usas lo que has pasado y lo que Dios ha hecho en tu vida para llevar luz y salvación a los lugares donde Él te ha puesto, justo en este momento.

Recuerda que ningún detalle de tu vida es casualidad. Tus cicatrices y tus sonrisas tienen un propósito en el Señor y pueden ser usadas para extender el Reino de los Cielo en esta tierra. Rodéate de “Mardoqueos”, amigos con un corazón cercano a Dios, que te ayuden a conocer y cumplir tu llamado. Y, por último, ancla tu propósito a un versículo. Cuando dudes, ¡decláralo!

Oración:

Señor, antes de nacer viste mis días y tienes un propósito para mí. Gracias por Tu amor inigualable. Muéstrame, por favor, cuál es ese propósito que tienes para mi vida. Te pido que lo pongas como un sello en mi corazón y que siempre lo recuerde, a pesar de las circunstancias, ya sean buenas o difíciles. No quiero vivir persiguiendo una corona; anhelo ser usado en lo eterno, porque Tú entregaste Tu vida por ello. En tu nombre, Jesús, amén.