Manasés

No hay persona demasiado difícil para Dios

Reflexión:

La historia de Manasés se oculta en los registros de los reyes de Israel. Con sus detalles nefastos, jamás se incluiría en una versión ilustrada de la Biblia para niños. Sin embargo, es un testimonio poderoso de la transformación que una persona experimenta cuando encuentra el perdón y la gracia de Dios.

Manasés era hijo de Ezequías, un rey conocido por su amor y lealtad al Dios de Israel. Nació después de que su padre fuera sanado milagrosamente y asumió el reinado de Judá cuando tenía solo 12 años.

A pesar de la fe de su padre, Manasés creció sin mostrar ningún interés en el Dios de sus antepasados. Al contrario, construyó altares e ídolos a dioses cuyo servicio consistía en la perversión sexual. Promovió la brujería, y adoró a los astros. A pesar de las continuas advertencias de los profetas, el rey llegó a profanar el templo de Dios con un culto diabólico. Fue conocido por asesinar a personas inocentes hasta el punto de sacrificar a sus propios hijos a los demonios. No solo se apartó personalmente de Dios, sino que alentó a todo su pueblo a seguir su ejemplo.

Es difícil imaginarse que una persona tan lejos de Dios pudiera volver al buen camino. Sin embargo, Jesús nos enseña que para Dios no hay nada ni nadie imposible. Manasés es el reflejo del hijo pródigo. Jesús nos asegura que no importa el pasado; el Padre está esperando a todos aquellos que reconozcan su necesidad y deseen regresar.

Manasés llegó a ese punto en las mazmorras de Babilonia. Encadenado y humillado por los ejércitos del enemigo, este rebelde se acordó del único que es lento para la ira y grande en misericordia.

Cuando estaba en angustia, imploró al Señor su Dios, y se humilló grandemente delante del Dios de sus padres. Y cuando oró a Él, Dios se conmovió por su ruego, oyó su súplica y lo trajo de nuevo a Jerusalén, a su reino. Entonces Manasés supo que el Señor era Dios. (2 Crónicas 33:12-13)

¡Dios escucha! Si Él atendió a Manasés y lo perdonó, hay esperanza para cualquiera. La Biblia está llena de historias de personas que se apartaron del pecado, recibieron perdón y fueron restauradas y transformadas por el poder de Dios. Si deseas leer más historias de salvación, busca los relatos de Rahab en Jericó, Nabucodonosor en Babilonia, Zaqueo, Mateo, Saulo o el carcelero de Filipos.

Si eres un pródigo, ¡hoy es el día para volver a casa! En Jesús hay esperanza para cada uno de nosotros y no importa nuestro pasado.

Si no puedes dejar de pensar en un pródigo que amas, ¡no te rindas! En Jesús hay esperanza para todos, para los que amamos y también para los que odiamos. Oremos por ellos. Confiemos en que Dios desea que regresen y sean salvos.

Oración:

Padre, gracias por la sangre de Jesús que nos limpia del pecado. Gracias por Tu poder que resucitó a Jesús y que también puede transformar nuestras vidas. Si has escuchado a Manasés, también me escuchas a mí, a mi familia, a mis amigos y enemigos. En este ayuno, confío en ti. Amén