Marcas De Un DiscípuloSample
Oración
La oración, para el discípulo de Jesús es la expresión de nuestra relación con Dios y de nuestra dependencia diaria de Él. Jesús nos enseña sobre la importancia de la oración no como una actividad externa para impresionar a otros, sino como una práctica íntima y personal. En Mateo 6:5-6, Jesús dice: "Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. De cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público".
La oración es una respuesta natural cuando conocemos a alguien que nos ama profundamente, y así es con Dios. Cuando experimentamos Su amor, Su gracia y Su perdón, lo lógico es que queramos hablar con Él. La oración es la conversación que nace de la relación entre el Padre y sus hijos.
Jesús asume que oramos
En este pasaje, Jesús no plantea la oración como una opción para sus discípulos. Él dice: "Cuando ores", no "si oras". La oración es parte integral de la vida del discípulo. Aunque es una práctica orgánica y natural, también es algo que necesitamos aprender. A lo largo de los evangelios, vemos que incluso los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar (Lucas 11:1-2). Ellos, al igual que nosotros, necesitaban instrucciones sobre cómo hacerlo correctamente.
¿Por qué oramos?
- Oramos porque Dios nos escucha. La primera razón para orar es que Dios nos escucha. A pesar de que somos seres limitados y pecadores, nuestro Padre celestial, quien es todopoderoso, nos invita a acercarnos a Él con confianza. En 1 Juan 5:14, leemos: "Y esta es la confianza que tenemos en Él, que, si pedimos algo conforme a su voluntad, Él nos oye". Esta verdad debería llenar nuestro corazón de gozo y seguridad: Dios está atento a nuestras oraciones.
- Oramos porque Dios quiere trabajar con nosotros. Dios podría realizar Su voluntad sin nuestra intervención, pero ha elegido trabajar a través de nosotros. Desde la creación, Dios ha involucrado al ser humano en Su obra. Vemos en el Jardín del Edén cómo Adán y Eva fueron llamados a ejercer dominio sobre la creación, y a lo largo de toda la Biblia, Dios sigue eligiendo a personas para colaborar con Él.
Incluso cuando la humanidad falló y el pecado entró en el mundo, Dios no abandonó Su plan. Ezequiel 22:30 refleja el corazón de Dios cuando dice que buscó a alguien que se interpusiera por Su pueblo, pero no lo halló. A lo largo de la historia, Dios ha buscado personas dispuestas a orar y a interceder para que Su voluntad se cumpla en la tierra.
- Oramos porque lo necesitamos. La oración no es solo un privilegio, sino una necesidad. En la oración, confesamos nuestra dependencia de Dios. En Mateo 6:9-13, cuando Jesús enseña a sus discípulos a orar el Padre Nuestro, vemos cómo esta oración refleja nuestra necesidad diaria de Dios: "Danos hoy el pan nuestro de cada día". Oramos porque necesitamos Su provisión, Su perdón y Su protección.
Jesús nos advierte en Mateo 26:41: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil." La oración es nuestra defensa contra las tentaciones y los desafíos que enfrentamos cada día.
Cómo orar: aprendiendo de Jesús
Cuando los discípulos pidieron a Jesús que les enseñara a orar, Él no solo les dio un modelo de oración (el Padre Nuestro), sino que también les mostró la actitud correcta que deben tener al orar. La oración es una oportunidad para conectarnos con el corazón de Dios, conocer Su voluntad y alinearnos con ella.
Orar es más que presentar una lista de peticiones; es un diálogo. Cuanto más oramos, más comprendemos el corazón de Dios, y esto nos lleva a orar con más precisión y confianza. Jesús nos enseñó a orar por la voluntad de Dios en la tierra: "Venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". Así, orar no se trata solo de nuestros deseos, sino de buscar el propósito de Dios en cada área de nuestra vida.
La importancia de la persistencia en la oración
La oración requiere disciplina y perseverancia. Como cualquier relación, la comunicación con Dios necesita tiempo y esfuerzo. A veces, puede parecer que no recibimos respuesta, pero eso no significa que nuestras oraciones no sean escuchadas. Dios nos llama a perseverar en la oración.
En Hechos, vemos cómo los discípulos oraban continuamente y cómo Dios obró poderosamente en respuesta a sus oraciones. La oración es un proceso de siembra y cosecha. No siempre vemos resultados inmediatos, pero si somos fieles, cosecharemos el fruto de nuestra oración en el tiempo de Dios.
Desarrollar un estilo de vida de oración
La oración es un hábito que debemos cultivar. Si queremos crecer en nuestra relación con Dios, necesitamos desarrollar un estilo de vida de oración. No siempre será fácil y, al principio, puede ser un desafío mantenernos enfocados. Sin embargo, al practicar la oración regularmente, comenzamos a experimentar Su poder transformador.
Puedes comenzar con tiempos cortos de oración y, poco a poco, a medida que te acostumbres a estar en la presencia de Dios, estos momentos se alargarán naturalmente. Encuentra un lugar y un momento específicos para orar cada día. Puede ser en tu habitación, en tu trayecto al trabajo o incluso mientras haces alguna actividad cotidiana. Lo importante es que hagas de la oración una parte regular de tu vida.
Reflexión
La oración es una marca esencial de todo discípulo de Jesús. No solo oramos porque es algo que se espera de nosotros, sino porque es la forma en que conocemos mejor a Dios, alineamos nuestro corazón con el suyo y participamos en Su obra en la tierra. Dios nos ha dado la increíble oportunidad de acercarnos a Él en oración, de hablar con Él y de colaborar en Sus propósitos.
Que cada uno de nosotros tome el reto de cultivar una vida de oración. Comencemos hoy, con el compromiso de apartar tiempo para estar con nuestro Padre Celestial, escuchar Su voz y alinearnos con Su voluntad.
Oración
Señor, gracias porque nos has dado el privilegio de orar, de entrar en Tu hermosa presencia y hablar contigo. Ayúdame a desarrollar una vida de oración constante, donde te conozca más y pueda orar conforme a Tu voluntad. Hazme un discípulo que depende de Ti en todo momento, y que está dispuesto a colaborar contigo para que Tu reino venga y Tu voluntad sea hecha en la tierra. Amén.
About this Plan
Amistad Cristiana quiere compartir contigo este devocional sobre las 'marcas de un discípulo'. Este plan te ayudará a entender cómo vivir como seguidor de Jesús, creciendo en fe y reflejando una vida transformada por Su amor. Es una invitación a conocer más a Dios y a vivir según Su propósito. ¡Te animamos a descubrirlo y aplicarlo en tu vida!
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