Cinco LucesSample

DEVOCIONAL

Cuando pensamos en nuestros orígenes nuestra memoria regresa a nuestros padres. De manera especial a nuestra madre, que nos llevó en el vientre por 9 meses, crió y educó para llegar a ser la persona que somos.

Les debemos nuestra gratitud. Pero, ¿por qué no decir lo mismo de nuestra primera madre, Eva, la esposa de Adán? La madre de todos los vivientes. ¿Por qué es una de las mujeres más olvidadas en nuestra cosmovisión cristiana? ¿Acaso debe ser siempre ligada a su gran equivocación?

Jesús en su humanidad, al igual que nosotros vino de una madre, pero aún la existencia de María se debe a la primera mujer que dio a luz con dolores de parto a los primeros seres en esta tierra. Es verdad, Eva se equivocó. Pero, ¿quién no ha cometido errores? ¿Quién no se ha arrepentido de sus acciones minutos después de cometerlas?

Eva nos recuerda que hay vida después de nuestros más graves errores y no solo eso, porque a pesar de su grave falta, se le entregó la primera promesa de salvación. Así es la misericordia de Dios, no nos deja caídos en nuestros errores, sus palabras nos renuevan y dan nueva vida.

La descendencia de esta primera mujer llamada Eva acabaría con todo lo malo de este mundo y con el autor mismo del mal. En esas breves líneas oscuras donde encontramos la tragedia del Edén, también encontramos la luz de una promesa, que un hijo de esa madre finalmente lo arreglaría todo.

MEDITACIÓN

¿Qué te avergüenza de tu pasado?

¿Crees que tu gran error no tiene remedio? Si Dios le dio una promesa a Eva, ¿podría también tener promesas para ti?

Jesús es el Hijo de la promesa. Es Jesús quien vino a arreglar todo lo que estaba mal en esta tierra.

ORACIÓN

Señor Jesús, yo sé que tú eres el Hijo prometido, quien vino a acabar con toda la maldad, hoy ruego que tus promesas se hagan vida en mí. Agradezco tu amor y tu salvación. En Cristo Jesús, amén.