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Las Bienaventuranzas: La Marca Del Ciudadano Del ReinoSample

Las Bienaventuranzas: La Marca Del Ciudadano Del Reino

DAY 7 OF 8

Día 7: Hijos del Rey

"Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9).

Procurar paz no es lo mismo a ser neutral. Queremos ser neutrales, ¿por qué? Por miedo, por vergüenza, por no tener convicciones firmes. Y nos engañamos al decir que somos “pacifistas” o “pacificadores” que no queremos problemas con nadie. ¿Y sabes lo que pasa con alguien que quiere ser neutral en todo? Provoca más conflicto.

Procurar paz no es ser indiferente con los problemas, no es ser tolerante con todo y con todos.

¿Qué quiere decir procurar la paz?

Procurar la paz implica buscar que otras personas tengan paz con Dios, deseando que aquellos que son enemigos de Dios estén en reconciliación con Él. Se trata de anhelar la expansión del Reino de Dios en la tierra.

Buscar la paz es entender que cada persona con la que tienes contacto es una oportunidad para llevar a alguien a la reconciliación con Dios. Ser pacificador es un estilo de vida.

Colosenses 3:15 dice: “Que la paz de Cristo reine en sus corazones…”.

Presta atención a esto: los pacificadores procuramos que la paz gobierne nuestra mente, en lugar de que nuestras emociones gobiernen nuestra mente. No permitimos que nuestra mente tome las riendas de nuestra vida. Buscamos la paz de Dios en nuestros corazones y mentes. Queremos estar en paz porque Dios es el Dios de paz.

¡No existe una vida libre de problemas o estrés! Sin embargo, la paz de Dios no es la ausencia de dificultades, sino la presencia del Rey en tu vida, lo cual te trae paz. Puedes estar en medio de la tormenta, pero no temerás porque el Señor está contigo. Posees algo que nadie más puede ofrecer: promesas, esperanza, protección y cuidado que no se comparan con nada. Sabes que estás en la mano de Dios y te sientes dentro de Su voluntad.

No puedes dar lo que no tienes. Para ser un procurador de paz, debes tener paz.

Existen dos razones por las cuales no tienes paz: nunca has sido salvo, por lo tanto, no puedes disfrutar de la paz de Dios; o has caminado lejos de la Palabra de Dios. Si has dejado de ver Sus bondades y gracia, los tumultos de la vida, los shocks del pecado y la maldad te están ahogando y no sabes cómo salir de tus problemas, lo que provoca una vida sin paz.

En ambos casos, la solución es la misma: confiesa tus pecados a Dios, ponlo en primer lugar, acércate al Dios de toda paz y gracia, y comienza a vivir una vida bienaventurada. Jesús es nuestro máximo procurador de paz. Ya no estamos enemistados con Dios, sino que ahora somos parte de Su familia. Él mismo es nuestra paz.

¿Quiénes son los procuradores de paz y cómo lo hacen?

Los ciudadanos del Reino procuran la paz mediante el evangelismo. Tu responsabilidad es proclamar el evangelio de Dios a todas las personas. ¿Por qué? Muy simple: porque todas las personas son enemigas de Dios. Y dado que Dios es el Dios de paz y Su evangelio es el evangelio de la paz, es necesario que las personas escuchen el evangelio para que puedan estar en paz con Dios y experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Conclusión

¿Ya ves por qué no es normal no proclamar el evangelio? Todos podemos trabajar en esta área. No se trata de sentirte mal, sino de cultivar lo que Dios ya puso en tu corazón. Comparte, proclama el evangelio de la paz. Porque solo los que procuran la paz, serán llamados hijos de Dios.

Scripture

Day 6Day 8

About this Plan

Las Bienaventuranzas: La Marca Del Ciudadano Del Reino

En este plan devocional de 8 días, en compañía del pastor Josué Ortiz, nos sumergiremos en las profundas enseñanzas del Sermón del Monte, explorando las características que definen a los ciudadanos del reino de Dios. A través de este recorrido, descubriremos cómo estas bienaventuranzas no solo describen la esencia y personalidad de Dios, sino que también revelan la obra transformadora que Él realiza en nuestros corazones. Descubre cómo vivir como un verdadero ciudadano del Reino, experimentando la doble felicidad que Jesús promete a Sus hijos.

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