El pensamiento estratégico como estilo de vida

Para vivir y pensar estratégicamente, debemos comprometernos a crear el hábito regular de reservar tiempo simplemente para pensar y no hacer nada más. Necesitamos pensar y procesar libremente todos los aspectos de nuestra vida: familiar, empresarial, espiritual y de servicio en general. Hasta que no nos demos cuenta del valor del tiempo de reflexión regular, la vida estratégica será un "ejercicio plástico" o un ritual legalista. Este tiempo para pensar es una reflexión comprometida, con papel y bolígrafo en mano, para anotar lo que Dios nos traiga a la mente.

La quietud ante Dios con regularidad es lo más difícil para la mayoría de las personas de tipo líder/constructor. La quietud requiere no sólo la ausencia de actividad externa, sino el aquietamiento interno de la mente. Para ayudar a conseguirlo, escribo los "deberes" obvios que aparecen en la quietud de mi mente durante los primeros veinte minutos más o menos. Poco a poco, cuando llego a la verdadera quietud, a menudo aparece la revelación. Las ideas y los conceptos descubiertos nos llevan a un mayor nivel de pensamiento creativo y de resolución de problemas en múltiples niveles. El verdadero pensamiento estratégico es multinivel, a menudo enterrado tras listas de tareas que interrumpen el proceso reflexivo antes de que comience. Sin duda, Dios nos concedió el don de un día de descanso del Sabbath para promover el uso del tiempo suficiente para pasar del trabajo y las listas de comprobación al nivel de: "Señor, ¿qué quieres TÚ que vea?".

La planificación estratégica, aunque implica agendas, obligaciones, conceptos de alcance y secuencia, y ejercicios de camino crítico, debería servirnos en última instancia para aclarar lo que es verdaderamente importante. Las metas y los objetivos de logros personales para nuestra vida o ministerio pueden ser contrarios a nuestro crecimiento en Cristo. Nuestros objetivos deben nacer en Dios, alinearse con nuestro destino asignado, y ser energizados por la fe más que por simples necesidades del ego o codicia materialista. Esta clarificación de valores no es un ejercicio de juegos psicológicos; nace a través de la práctica de hacer las preguntas correctas y de tener regularmente un tiempo reflexivo y tranquilo ante Dios.

Pensamiento del día: Reservar regularmente un tiempo de reflexión y silencio ante Dios es esencial para una vida estratégica.

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