La mente carnal frente a la mente estratégica

La mente y el pensamiento de Dios son divinos y eternos. El punto focal de los recursos del Padre es Su Hijo, Jesucristo. ¿Cuál es el punto focal de tu mente y tus recursos, y cómo lo sabes?

Mientras que la mente de Dios es divina y estratégica, nuestras mentes carnales a menudo piensan a corto plazo. Tendemos a pensar en términos de lo inmediato: "Si se siente bien, lo haré". Tomaré el camino de menor resistencia basado en lo que me hace sentir bien. La mayoría de los cristianos viven en este nivel. Sin embargo, los sentimientos producen objetivos a corto plazo y una vida a corto plazo.

En el otro extremo, tenemos el fatalismo que dice: "El mundo es demasiado grande. Soy impotente para cambiarlo, así que, ¿para qué intentar hacer planes a largo plazo?". La mente carnal opera en estos dos extremos: O vivimos según nuestros sentimientos y tomamos el camino de menor resistencia, o vivimos según el fatalismo y evitamos la planificación a largo plazo porque creemos que el fracaso es inevitable.

Sin embargo, como tenemos (o deberíamos tener) la mente de Cristo, estamos llamados a pensar estratégicamente. Debemos gestionar Su cosmos, es decir, el orden mundial. Juan 3:16 dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Mundo o cosmos viene de la palabra raíz, komeo, que significa "cuidar de un arreglo ordenado". De tal manera amó Dios Su arreglo ordenado, que hizo ¿qué? Nos dio a Su único Hijo para que pudiéramos tener vida eterna. Cuando leemos esto, podríamos pensar que Dios sólo está hablando de salvar almas. Pero está hablando de toda Su creación. Pablo nos lo muestra en Romanos 8 cuando habla de que toda la creación gime con dolores de parto. El pecado estropeó toda la creación, incluidos el hombre y la naturaleza. Porque Dios ama cuidar y poner orden en Su creación, envió a Su Hijo a morir por nosotros y a recuperar la capacidad de manejar todo lo que Él creó.

Pensamiento del día: Dios nos llama a participar activamente no sólo en el cambio de nuestras propias vidas, sino en la redención y administración de la creación.