Para nosotros es la promesa

Después de esto, Jesús les habló más claro acerca del Espíritu Santo y les dijo que rogaría al Padre para que enviara otro Consolador, que como ya vimos se refería a otro del mismo nivel que Él, con la misma gloria y el mismo poder, que Él es ese Consolador llamado a ser nuestro amigo, y que estaría con nosotros para siempre. También, dijo de Él que nos guiaría a toda la verdad, en Isaías 63 dice que en toda angustia de ellos Él fue angustiado, es Uno que está con nosotros y cuando nos angustiamos Él también, además, actúa para liberarnos, ¡El Espíritu Santo pelea por nosotros!

Así que, el Espíritu Santo que fue prometido desde la antigüedad, ahora era prometido por Jesús, y su cumplimiento no era para lejos, sino para dentro de pocos días. Cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos, comenzaron a predicar sobre el arrepentimiento y el bautismo para el perdón de pecados, pero además dijeron: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” Hechos 2:39. 

El Espíritu prometido está prometido desde la antigüedad, desde el Antiguo Testamento, fue prometido por Jesús y estos son los postreros días donde el Espíritu es derramado sobre toda carne. ¡Para nosotros es la promesa!

En la antigüedad, el Espíritu Santo podría ser removido, tal como fue el caso de Saúl y de Sansón; pero en el Nuevo Testamento, Jesús dijo que el Consolador estaría con nosotros para siempre, Él es muy paciente al aguantar nuestra carne, pero ahí está, es una presencia permanente. Si desobedeces lo vas a contristar, hará un paso al lado, pero nunca te abandonará. Por eso, aunque en ocasiones no lo sientas y pienses que Él se fue, debes recordar que Jesús dijo que Él estaría con nosotros para siempre. Si tú sigues a Jesús, Él va a hacer morada contigo y va a estar muy cerca de ti. ¡Es el Espíritu Santo con nosotros!