Buenas noticias

Todos hemos escuchado o leído en algún momento el pasaje de Joel 2:28 “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”, y las buenas noticias para nosotros es que estamos en esos postreros días profetizados por Joel.

Volviendo a Israel, ellos recibieron esta tremenda promesa, pero terminan encadenados en el exilio, muy lejos de su tierra, y estando allí, en su quebranto, Dios les promete que serían limpiados de su maldad, que les quitaría el corazón de piedra y les daría uno de carne, que pondría dentro de ellos su Espíritu para que guardaran todos sus mandamientos (Ezequiel 36:25-27). Había para ellos una esperanza, un nuevo pacto que vendría con el Espíritu Santo.

Luego, vemos en Ezequiel 37, que Dios lleva al profeta a ver un valle de huesos secos y en medio del cautiverio, le da a Israel la promesa que vendría sobre ellos el Espíritu Santo y los haría reposar en su tierra. ¡Israel estaba esperando al Espíritu Santo!