Caminando en La TablaSample
AMOR AL MAR
Si preguntan qué es lo que te impide hacer lo que más deseas, ¿qué responderías?
Somos seres complicados, ¡qué duda cabe! Queremos estudiar, pero nos da pereza, nos desconcentramos con el Tik Tok o nos ponemos a jugar Play. Queremos bajar de peso, pero nos vencen las cosas ricas que engordan, el chocolate y la comida chatarra. Queremos hacer deporte, pero aparece el frío, la flojera y una mala noche que nos deja fuera de forma.
Muchas cosas se interponen entre nosotros y lo que queremos, pero cabe preguntarse ¿por qué los surfistas estamos dispuestos a desafiar al agua helada muy temprano en la mañana, la pereza, la mala noche, las distancias, las remadas, los revolcones y las condiciones difíciles de olas enormes? ¿Qué nos hace enfrentar todo eso para ir a surfear?
Como dice el refrán “sólo un surfista sabe cómo se siente”, así que trataremos de explicarlo así: se trata de lo que amas. Tenemos un amor especial por el mar y las olas, pues hemos hecho una conexión con la adrenalina y la emoción que el surf nos da. Es un vínculo fuerte de apego que vence las circunstancias y que las pruebas más difíciles no logran romper.
Esto mismo ocurre cuando hablamos de Dios. Tenemos diversas razones para pensar en no acercarnos a Él; de pronto, nos encontramos egoístas, temperamentales, muy duros (o muy blandos), desleales, etc., pero quizás lo más notable sea que nos parece aburrido, tedioso o limitante. Nos da la sensación de que perdemos cosas valiosas sólo para recibir muchas reglas que nos quitarán la libertad de gozar de lo que realmente queremos.
Ese es justamente el centro de un ejemplo que usó Jesús y que terminó con la famosa frase “donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6: 19-21).
¿Qué es un tesoro? Pues claramente lo que valoramos o, para ponerlo en perspectiva, lo que amamos. Cuando amas algo (o a alguien) estás dispuesto a todo por tenerlo y nada te parece demasiado sacrificio para disfrutar de lo que quieres, pues te llena de energía, te hace bien.
El asunto es que mucha gente se aproxima a Dios de forma inversa, como aquel joven rico que se acercó un día a Jesús y le dijo que cumplía todos los mandamientos. Jesús se dio cuenta de que había algo que él amaba más y que le estaba impidiendo avanzar, en su caso, la riqueza, así que le dijo que renunciara a ella, pero el joven se fue triste, “porque era muy rico” (Mateo 19: 16-22).
En otra oportunidad, le preguntaron a Jesús sobre cuál es el mandamiento más importante y Él, citando el Antiguo Testamento, dijo que “amar a Dios sobre todas las cosas y amar a tu prójimo como a ti mismo” resume todos los mandamientos (Marcos 12: 28-31).
Resumiendo, la clave está en el centro de nuestro corazón y en dónde ponemos nuestro amor o, dicho de otro modo, dónde está nuestro tesoro.
Cuando Jesús se acercó a Pedro, después que lo traicionó y lo negó, no se centró en el error, sino que hizo varias veces la misma pregunta: “Simón Pedro, hijo de Jonás, ¿me amas?”.
¿Dónde está tu corazón o tu tesoro? ¿Qué es lo que más amas?
Cuando encuentres al Creador de las olas e inunde tu vida, como un océano de amor infinito, podrás ver lo bueno que nos hace estar con Dios, vivir en paz, libres de nuestro egoísmo. Te darás cuenta de que las olas (y las demás cosas de la vida) van y vienen, pero su eterno amor por ti es inamovible: ¡Ama a Dios por encima de todas las cosas!
About this Plan
Jesús fue el primero en caminar sobre las olas. Un día, llamó a su amigo Pedro para que salte al mar y camine hacia Él, dejando de mirar la tormenta. Quizás estás movido por las olas de la vida y necesitas una base estable para avanzar. Si es así, este plan es para ti, ¡salta de esa barca que se hunde y ven al encuentro del Creador de las olas!
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