El Reino De Dios Pertenece a Los NiñosSample

 Día dos: La grandeza en el reino de Dios 

Una escena en el Evangelio de Mateo comienza con Jesús respondiendo a una inquietante pregunta: “¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?” Bueno, esa pregunta es inquietante porque Jesús se acerca al final de su vida y él lo sabe muy bien. No es el momento para dar una charla, y él está conmoviendo corazones. ¿De qué crees que Jesús estaría hablando más en este momento?

Dos veces en el capítulo anterior del Evangelio de Mateo, Jesús predice su muerte y resurrección a sus seguidores. Les está haciendo saber lo que está por venir. Sabiendo que está a punto de entregar las llaves del reino a sus seguidores, Jesús se toma el tiempo para hablarles sobre el sufrimiento, pero ellos se pasan el tiempo soñando despiertos acerca de la gloria. ¿Qué podía hacer Jesús para cambiar los pensamientos de sus discípulos?

“Llamó a un niño y lo puso en medio de ellos.” Jesús les da una ayuda visual para dar poder a las palabras que está a punto de pronunciar. Jesús es un gran maestro y reconoce un momento un momento decisivo cuando se presenta. La respuesta a su pregunta debe haber cautivado el corazón de sus discípulos. Él llama su atención muy claramente; frente sus ojos, los discípulos ven todo lo contrario de sus ideas sobre la grandeza. Los niños no tenían poder, derechos ni estatus social en la cultura de la época de Jesús. Y ese es el punto. Este pequeño niño es la antítesis de todo lo que los discípulos usarían para describir la grandeza.

Jesús quiere que aprendamos que su reino anulará nuestras expectativas. ¿Cómo suele la gente llegar a ser importante en el mundo? Lo hacemos a través del poder; muchos de nosotros nos pasamos la vida tratando de construir un resumen de logros y esperamos que las cosas que hacemos definan quiénes somos. O, tal vez, para ganar “estatus”, manejamos cuidadosamente cómo nos ven los demás, confiando en su aprobación para que nos muestren nuestro valor. Cuando nuestra competencia es más que una mera imagen, podemos convencernos de que somos perfectamente suficientes en nuestra independencia. ¿Por qué nos esforzamos tanto para demostrar nuestra grandeza y valía?

Ahora, mire a un niño que carece de cualquier estrategia o logro que pueda llevar a otros a reconocer la grandeza. Así es como se ve la grandeza a los ojos de Dios.

Reflexión: ¿Qué intentas ocultar cuando manipulas la percepción que la gente tiene de ti? ¿Cómo desafía un niño tus estrategias para alcanzar la grandeza?

Oración: “Señor, dame humildad como la de un niño para que me haga libre. Quiero ser grande en tu reino.”