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 Piensa en un momento en el que te enfrentaste a algo que se sentía tan grande y tan abrumador que no creías que serías capaz de lidiar con eso. Lo más probable es que no solo hayas lidiado con eso, sino que, pensando en ese momento del pasado, simplemente no parece tan abrumador como en ese entonces. Lo que pasa con las emociones es que pueden hacer que el momento se sienta como una emergencia. Y muchas veces, solo cuando ponemos un poco de distancia es que obtenemos la perspectiva que necesitamos. Pero cuando estás atrapado en el momento en el que las cosas se sienten fuera de control, Dios quiere escucharte. Incluso si Él sabe que esta “cosa” no parecerá un gran problema más adelante. Pero ahora es un gran problema para ti y Él se preocupa por eso.

 Tómate un tiempo hoy para orar por las cosas que se sienten realmente importantes en tu vida en este momento. Tal vez incluso habla con un adulto de confianza sobre ellas. Pregúntales: ¿tenían el mismo tipo de preocupaciones cuando tenían tu edad? Si es así, ¿cómo lo manejaban? Escribe 1 Pedro 5:7 y llévalo contigo.