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Sermón del Monte

DAY 2 OF 14

  

Lee: Mateo 5:13–16

Reflexiona:

«Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo». 

Piensa:

Hace un tiempo leía la historia del maestro Owura Kwadwo, que da clases de informática en una pequeña escuela rural de Ghana ¿Qué tiene de particular? Que la escuela no tiene computadoras, así que el profesor todas las mañanas con tiza dibuja el entorno de los programas en el pizarrón para dar su clase y procurar que sus alumnos tengan por lo menos la idea básica de las funciones de cada uno, así en un futuro cuando ellos tengan la oportunidad de estar frente a un ordenador real no les será algo completamente desconocido.

El profesor Kwadwo no enseña con recursos sino con el corazón y con una gran actitud de servicio; la preocupación por sus alumnos le ha hecho ignorar la falta de recursos, para demostrarles que, con la actitud correcta, todo es posible.

Eso mismo es a lo que nos invita el Evangelio de hoy, nos llama a ser la sal que con una pequeña cantidad logra dar sabor a toda una olla de comida; o como la luz, que con una pequeña carga de electricidad logra vencer a las tinieblas. Es decir, con pequeñas acciones podemos realizar grandes cambios, los actos de bondad que seamos capaces de realizar se multiplicarán y darán frutos.

La vida de un cristiano se trata de ser un ejemplo, no por vanidad sino, para lograr inspirar a otros, así como Jesús es un ejemplo de servicio y de amor, él quiere que todos seamos un ejemplo para la gente que nos rodea; para que en nuestra forma de vida se vea reflejada la presencia de Dios.

Piensa ¿qué es lo que puedes realizar en tu entorno para marcar una diferencia, en tu familia, tu colegio, tu ciudad? ¿Qué medios tienes a tu disposición para llevar el mensaje de alegría, paz y servicio de Jesús, a otros? ¿Estás siendo la sal en tu hogar, tu colegio, tu barrio? 

Dialoga:

Señor Jesús, concédeme la sabiduría para saber encontrar la forma de servir a mis hermanos a pesar de las dificultades, que pueda ser un reflejo de tu amor en el mundo para que a través de mi otros te conozcan y experimenten tu presencia. Dame la humildad para saber reconocer que el mensaje que debo transmitir es el tuyo y no el mío, no permitas que me aparte del camino. 

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, ayúdame a ser un agente de cambio»

Recalculando:

Te invito a que encuentres entre las personas que te rodean a alguien que verdaderamente necesite de la luz pues siente que su vida no tiene sentido, gente que cree que vive en la oscuridad. Acércate, tal vez con un poco de ánimo puedas ayudar a esta persona a enfocarse de nuevo y tomar otra actitud. Tú verás que bien vas sintiéndote a medida que vas siendo un agente de cambio.