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Sermón del Monte

DAY 7 OF 14

  

Lee: Mateo 5:43–48

Reflexiona:

«Amen a sus enemigos y oren por quienes los maltratan». 

Piensa:

Todos cometemos errores, nadie está exento de equivocarse y necesitará que le perdonemos; pero también nosotros en algún momento necesitaremos del perdón de otros. Y el perdón es una de las demostraciones de amor más sinceras, saber dejar de lado la falta de otro significa ponerlo por encima de nuestro orgullo.

El primer paso para poder perdonar a los demás es reconocernos a nosotros mismos como seres con defectos, y con las mismas posibilidades de equivocarnos que los demás. Una vez que tomamos conciencia de esto es más sencillo mirar con caridad las acciones de quienes nos rodean. 

Pero ¿cómo alcanzar la gracia de saber perdonar? Jesús nos da una pista «oren por quien los maltratan», es decir, no basta con no desearles el mal o no sentir ganas de vengarnos, sino que nos pide ir más allá: pedir por su bienestar espiritual, rogar por su conversión y para que nuestros enemigos alcancen la paz. Claro que esto no solo beneficia a quien nos ha ofendido, sino que nos ayuda a encontrar la paz para nosotros mismos, y nos acerca hacia la perfección de nuestro Padre Dios. 

Muchas veces nos preguntamos por qué Dios permite que la gente que comete crímenes siga por ahí; deseamos que caiga fuego del cielo y desparezca a los malos del mundo. Pero si somos objetivos nos daremos cuenta de que, si eso sucediera, nosotros mismos no quedaríamos exentos de castigo. Por eso es importante reconocer que todos tienen la posibilidad de equivocarse, incluyéndonos; pero no para justificar la maldad sino para aprender a no juzgar con odio y no guardar rencores.

Hoy Jesús nos invita a imitar a Dios en su infinito amor, que sabe perdonar todas nuestras faltas y sigue iluminando nuestro camino, y nos sigue dando oportunidades para cambiar; eso mismo debemos hacer con nuestros hermanos, perdonarles y darles la oportunidad de ser mejores. 

Dialoga:

Señor Jesús, en tu infinito amor eres capaz de perdonar todos mis errores y me recibes en tus brazos para consolarme. Dame la gracia de saber imitar la misericordia de tu corazón para saber perdonar a mis hermanos, y saber pedir por su bienestar; para que ellos también sean capaces de experimentar la gracia de tu perdón.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor, concede la paz a quienes me han hecho daño»

Recalculando:

En tu vida debe haber un escalón que subir con respecto al amor. Ser perfectos no es haber alcanzado el último escalón de santidad, sino estar en la escalera correcta. Una persona cercana a ti, seguro está precisando ayuda. Fíjate quién es, ve ayúdala en lo que precisa. Verás que estos pequeños actos cotidianos conforman en ti una personalidad que se va forjando.