Dios, ¿llamaste? Muestra

Un llamado personal

Mientras consideramos el llamado de Dios, qué es y cómo se lleva a cabo, quiero hacer referencia a lo que Dios hizo en la vida de Moisés. En el libro de Éxodo, especialmente a partir del capítulo 3, vemos que se torna evidente que el llamado de Dios se manifestaba en su vida. 

Al observar la obra de Dios en la vida de Moisés, vemos modelos que se pueden aplicar a nuestra vida, cuando tratamos de entender en qué consiste el maravilloso y majestuoso llamado de Dios para nuestra propia vida. 

En primer lugar es notorio que este fue un llamado personal. Dios dijo: «Moisés, Moisés». ¿Pensaste alguna vez que Dios sabe tu nombre? Tal vez seas uno en siete mil millones de personas, pero aun así Dios sabe cómo te llamas. «Moisés, Moisés». Simplemente coloca tu nombre en ese lugar y no estarás lejos de la verdad. El llamado de Dios es personal; de persona a persona, así también debe ser tu respuesta a ese llamado. 

¿Te acuerdas de Jeremías? Cuando Dios lo llamó, señaló que tenía en mente un plan específico para él, aun desde antes de que naciera. Dios ya había apartado a Jeremías para su servicio mientras crecía en el vientre de su madre y después, en el momento exacto, manifestó su llamado.

Cuando Jesús se le apareció a Saulo, quien llegaría a ser el apóstol Pablo, yendo camino hacia Damasco, también lo llamó por su nombre. Estos son sólo unos pocos casos, pero la Biblia está repleta de ejemplos sobre cuán personal es el llamado que Dios efectúa. Indudablemente tiene un significado muy especial, escuchar que alguien que te ama te llame por tu nombre. ¿No es increíble pensar que Dios nos llama personalmente, nos llama por nuestro nombre? 

Un llamado privado 

De joven pasé muchos veranos en la Isla de Palabra de Vida, en Nueva York, primeramente como campamentista y más tarde como parte del equipo de trabajo del campamento. Con frecuencia buscaba pasar tiempo a solas con Dios y en aquellos tiempos me dirigía a un lugar tranquilo donde me sentaba sobre una roca para observar el lago. Fue durante esas ocasiones, en la intimidad del tiempo que pasaba con Dios, que se hizo muy evidente que Dios me estaba llamando para su servicio.