La Alegría de ServirMuestra

Mi País: Es un don de Dios

Durante la campaña presidencial de 2008, las conexiones del candidato Barack Obama con el que había sido su pastor por mucho tiempo, el Rev. Jeremiah Wright, le causaron severas molestias personales y políticas. La iglesia de Wright en Chicago es muy centrada en lo africano, y el propio Wright tiene tal desprecio por el pasado racista de los Estados Unidos (y, como diría el, por el presente) que desde el púlpito le pidió a Dios que condenara, que no bendijera al país.

El. Rev. Wright no está solo. Algunos encuentran tentador burlarse y ridiculizar a nuestro país por sus faltas y sus fallas. Los sociólogos dicen que la generación actual de jóvenes no tiene confianza en ningún tipo de institución, incluyendo el gobierno nacional.

San Pablo vivió y trabajó en un imperio con muchos menos derechos civiles que nosotros. El imperio romano aprobó oficialmente el asesinato de su Salvador Jesús. Y, sin embargo, él escribió: “No hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1). Eso parecería incluir a China, Zimbabwe y Cuba.

Con todos sus defectos y deficiencias, los gobiernos nacionales impiden cosas que Dios piensa que son mucho peores: el caos y la anarquía. Que Dios bendiga este país.