Conversaciones con DiosMuestra

Cuando Dios está listo para moverse en nuestras vidas, la revelación se desarrolla en días, incluso en momentos, y podemos pasar a lugares de fe y práctica que antes nos eran completamente extraños. Este es el testimonio de este tipo de despertar espiritual en mi vida.

Todo comenzó cuando escuché que el pueblo de Dios está llamado a tener una relación personal con el Espíritu Santo. Había leído sobre el Espíritu Santo en las Escrituras, había operado un poco en Sus dones, había disfrutado de Su presencia, y había producido alguno de Sus frutos, pero no lo conocía. No sé cómo me había perdido la parte relacional de la vida en el Espíritu. Quería desesperadamente conocer al Espíritu Santo como Dios conmigo. Pero, ¿cómo podía una madre de tres niños pequeños encontrar el tiempo y la fuerza para profundizar con Dios sin interrupción?

¡Terminé arreglando un rincón en el garaje con materiales de estudio, una silla y un escritorio sin usar, y luego puse el despertador a las 4:30 am, sí, a las 4:30 am! Yo estaba espiritualmente hambrienta. 

Cuando la alarma beligerante anunció que era hora de levantarme, me dije una severa lección mental sobre la importancia de mi búsqueda hasta que pude tirar las sábanas. El triste garaje no fue una recompensa para el esfuerzo. Inevitablemente, me encontré sellada por dentro con un mosquito persistente. Mis ojos estaban tan borrosos que apenas se enfocaban. Yo había llegado, pero ¿y ahora qué? ¿De todos modos, cómo se conoce al Espíritu del Señor? 

Por defecto, comencé con el canto y la lectura de la Biblia en voz alta, ya que esta era la mejor manera de permanecer despierta, pero después de varios meses pasé a la alegría de la disciplina. Aprendí a depender del Espíritu Santo para revelar los pensamientos y las intenciones de mi Padre y orar en lo que Él reveló. Las Escrituras cobraron vida con el Espíritu Santo para guiarme. La oración tomó la audacia, y el Señor respondió a mis oraciones. 

En la miserable lucha inicial, casi tuve la tentación de abandonar la meta. Pero cuando obedecí el fuerte y persistente llamado del Espíritu para que viniera con Él y lo conociera por mí mismo, Él pudo enseñarme a amarlo como persona. Ahora sé por experiencia que fuimos creados para una relación íntima de amor con el Espíritu Santo. Él inicia toda oración conversacional.