Sentirse mejor: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

Mi Vida: Me siento como si me estuviera ahogando Los sobrevivientes del bombardeo a Pearl Harbor en 1941 contaban historias terribles de haber estado bajo cubierta en barcos que se estaban hundiendo o se había volcado. Atrapados detrás de las mamparas, con la provisión de aire disminuyendo, observaban el aumento del nivel del agua. Algunos lograron escapar, muchos cientos no lo hicieron. ¿Le está llegando de una sola vez toda su carga de malas noticias? “¡Sálvame, Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma!” (Salmo 69:1). Por alguna razón, Dios está permitiendo que eso ocurra. Deje de lado por un momento sus propios propósitos y trate de imaginar los de Dios. Muchos de los marineros rescatados en Pearl Harbor no fueron liberados por sus propios esfuerzos; no le podían hacer ni la menor abolladura al acero del buque, fueron liberados por buzos que usaron sopletes de corte bajo el agua. Los rescatados "oraron" pidiendo ayuda golpeando con llaves mecánicas el casco, para indicar dónde estaban. A veces, las aguas suben en nuestra vida porque somos demasiado orgullosos o tercos para pedir ayuda, o descienden cuando Dios envía a otras personas para que sean nuestro “equipo de rescate”. Esta es una promesa de Aquel que lo ama a usted y no encuentra gozo en su miseria: “Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él” (Salmo 32:6).