«Cristo Hace Su Hogar En El Corazón Del Hijo De Dios»Muestra
«Fortalecidos en nuestro hombre interior»
Necesitamos ser fortalecidos con el fin de permanecer en nuestro espíritu y no ser distraídos por pensamientos acerca de tantas otras cosas. Si queremos orar y operar sin ser distraídos, debemos ser fortalecidos en nuestro hombre interior. Cuánto necesitamos ser fortalecidos para que todo nuestro ser regrese al hombre interior y permanezca ahí, entendiendo y conociendo la realidad de la vida de Cristo que está en nosotros.
La revelación del capítulo 3 de Efesios, se puede ver únicamente cuando estamos en el espíritu. Como dice el versículo 5, el misterio es dado a conocer a los apóstoles y profetas en el espíritu. Ser fortalecido en el hombre interior es mediante entender y conocer la realidad de la verdad de Dios, que es la clave para ver la revelación del misterio. Necesitamos este fortalecimiento para que todo nuestro ser sea traído de regreso a nuestro espíritu.
En nuestro espíritu también somos llenos de las riquezas de Cristo hasta la medida de toda la plenitud de Dios. La palabra griega traducida «hasta», en este versículo, significa «dando por resultado». Ser llenos de todas las riquezas de Cristo da por resultado la plena expresión de Dios, esta es la plenitud de Dios.
En cuanto a la oración, se puede observar su desarrollo hacia un clímax de trascendental importancia. Es, por decirlo así, una escala formada por tres peldaños, por medio de los cuales el creyente es llevado hasta las mismas alturas de los cielos. Las tres partes de la oración se pueden ver de inmediato, ya que los límites entre ellas están señalados claramente por las palabras «para que» en los vs. 17 y 19.
La primera parte del versículo 17 dice: «Para que Cristo haga su hogar en vuestros corazones por medio de la fe». Nuestro corazón está compuesto de todas las partes de nuestra alma: mente, emociones y voluntad; además, nuestra conciencia, que es la parte principal de nuestro espíritu. Estas son las partes internas de nuestro ser. Por medio de la regeneración, Cristo entró en nuestro espíritu.
La palabra «habitar» (katakeo), sugiere la residencia permanente, en contraste con habitar (paroikeo), que significa una estadía temporal. Cristo es habitante permanente de todo aquel que cree, y no visitante o huésped de visitas cortas y eventuales. Su residencia, es posible debido a que nos hizo morada suya y nos permitió participar de su naturaleza divina para fundirse orgánicamente a su cuerpo como Cabeza.
Escrituras
Acerca de este Plan
En cuanto a la oración, se puede observar su desarrollo hacia un clímax de trascendental importancia. Es, por decirlo así, una escala formada por tres peldaños, por medio de los cuales el creyente es llevado hasta las mismas alturas de los cielos. Las tres partes de la oración se pueden ver de inmediato, ya que los límites entre ellas están señalados claramente por las palabras «para que » en la porción bíblica en la que se basa este devocional.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com