«Cristo Hace Su Hogar En El Corazón Del Hijo De Dios»Muestra

«La oración apostólica tiene un sentido de causa» 

«Por esta causa», el apóstol Pablo empieza su oración en el versículo 14 del capítulo 3 de Efesios, con estas palabras, que manifiestan, que la causa por la cual Pablo ora está escondida en las profundidades de este capítulo. Pablo se presenta a sí mismo, como modelo de uno que ha entendido la economía de Dios. 

La causa, es el elemento intencional que se deriva del propósito eterno que Dios se propuso llevar a cabo en Cristo desde antes de la fundación de todas las cosas. Existe una ley de causa y efecto, por lo tanto si la causa era esta, entonces el efecto es que todos los santos que conforman la iglesia como cuerpo de Cristo, manifiesten la fortaleza y el amor que les habita, por cuanto Cristo mora en su vida interior.

Pablo recibió por revelación, que la economía de Dios, consiste en que Dios se imparte en sus escogidos para hacer de ellos la expresión y expansión del Cristo Magnificado, quien es la manifestación corpórea de Dios, a fin que Dios sea expresado en plenitud para que Él sea el todo, en todo y en todos. 

Pablo, habiendo recibido dicha revelación, funcionó como apóstol y enviado del Señor para edificar a los santos según la verdad recibida. Igualmente ejerció una tarea como profeta, para hablar de parte de Dios, sobre los misterios que Él le había revelado. Como portavoz de Dios, Pablo ministraba a los demás, las inescrutables riquezas de Cristo, para que recibieran la misma iluminación y llegaran también a desarrollar una perspectiva apostólica y profética de esta revelación.

Pablo sabía que el espíritu de la profecía es el testimonio de Jesús, y que todo lo anunciado proféticamente es la revelación de Jesucristo, por lo tanto, la palabra profética más segura es la que ha sido escrita, la cual debemos entender y estar atentos, hasta que Cristo, el lucero de la mañana, resplandezca en nuestros corazones. La función primaria del profeta del nuevo pacto, no es revelar la crisis del creyente, sino revelar a Cristo a sus corazones, para que sus vidas sean cimentadas y edificadas en Cristo y no en los dones proféticos.

Por causa de este propósito, Pablo sufrió encarcelamiento, pero cuanto más convicto era, más convicción recibía de Cristo y más libre podía ministrar a los creyentes para hacer de ellos una comunidad con mentalidad apostólica y profética, que conociera la vida en Cristo y predicara esa realidad a su mundo. Todo esto constituía la causa por la cual Pablo oró a favor de los efesios.