Devocional de lucha para hombresMuestra

El estúpido zarandeo

Hoy veremos a Sansón tocar fondo. Pero necesitas entender algo: Sansón no anrruinó su vida en un momento. La arruinó un paso a la vez. De hecho, cuando comenzamos a apartarnos de Dios, todos parecemos empezar con los mismos tres pequeños pasos:

Paso 1: Burlarse de nuestro enemigo. Sansón entró en el territorio enemigo (de nuevo) a visitar una mujer "fácil de tratar" (una prostituta). Cuando sale de la ciudad, se lleva la puerta con él (su símbolo de seguridad). ¿Por qué? Solo para burlarse de ellos.

Paso 2: Racionalizar nuestros pecados. Algunos hombres justifican su pecado basándose en lo "limpio" que es el resto de su vida: Este es mi único vicio. Otros hombres lo justifican como algo privado: Es asunto MÍO, no tuyo. Algunos escriben su propio libro de reglas: Puedo mirar el menú, siempre y cuando no pida nada. Y algunos hombres culpan a otros: Si ella hiciera ESO, entonces yo no tendría que hacer ESTO.

Paso 3: Asumir que nuestra desobediencia no nos costará. Al igual que Sansón, seguimos pensando: Seguiré haciendo la misma cosa que la ocasión anterior. Me moveré libremente. Pero nuestros pecados eventualmente siempre nos alcanzan y nos dominan. Tu pecado te descubrirá. Hoy verás cómo fue eso para Sansón.

Sansón fue un guerrero suficientemente fuerte como para matar a mil hombres. Era lo suficientemente fuerte como para destrozar un león con sus propias manos. Era lo suficientemente fuerte para arrancar puertas de 700 libras de sus postes y llevárselas. Pero al final, no fue lo suficientemente fuerte para liderar al pueblo que debería haber liderado.

No te conformes con ser fuerte en tu carrera. No te conformes con ser fuerte en tus aficiones o en algún deporte. No te conformes en ser físicamente fuerte. En cambio, enfoca tu fuerza en guiar a los que te rodean hacia la rectitud. Los hombres pueden ser fuertes en todo tipo de formas, pero lo mayoría deja el liderazgo a otros.

Muchos hombres parecen pensar que pueden seguir haciendo las mismas cosas una y otra vez. Dejan que sus emociones y sus impulsos dicten sus acciones. Sansón siguió yendo a lugares que no debía, persiguiendo mujeres prohibidas, peléandose con sus enemigos, y justificando su mal comportamiento (a través de lujuria, enojo o venganza). Sufrió algunas consecuencias emocionales, pero nada que le haya costado lo único que parecía preocuparle más, esa cosa en la que confiaba: su fuerza. Hasta que lo hizo.

No dejes que ese seas tú. No te conformes con ser fuerte en las cosas que no duran y débil en las que sí. Aprovecha el guerrero interior. No luches batallas sin sentido. Lucha por lo que más importa. Lucha por tu fe. Lucha por tu familia. Lucha por tu vida.