Día 4

Momentos agrios

“Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”, dijo Pablo. Estas no son las palabras que nos gustaría oír. Para nada, serían parte de un discurso motivacional. Sin embargo, son palabras crudas que nos dan un golpe de realidad, ya que las situaciones difíciles son parte de la vida. Sin embargo, cómo reaccionamos a ellas, hace toda la diferencia. Lo ideal es atravesarlas con fe, confianza, alegría y esperanza, a pesar de que en medio de ellas sintamos miedo e incertidumbre.

Nuestra oración debe estar dirigida a que estos momentos difíciles, a los cuales yo les llamo ‘momentos agrios’, nos traigan de vuelta a la dulce presencia de Jesús. Algo es agrio cuando tiene un sabor u olor fuerte, a veces desagradable. De la misma manera, los momentos agrios son fuertes y desagradables. Con una probadita de esos momentos podemos ser sacudidos, estremecidos. En contraste, lo dulce es aquello que causa cierta sensación suave y agradable al paladar. Estar en la presencia de Jesús es agradable a nuestra alma, es un deleite para nuestro ser. Por eso, mi oración es que aunque tengamos que atravesar momentos agrios, estos nos lleven a lo dulce, a lo bueno, a lo agradable… a Jesús.

Tenemos que confiar en que las enfermedades dan paso a que Dios se glorifique en medio de nuestro dolor. Sus planes son más altos y no se trata solo de nuestra vida aquí en la Tierra, Sus planes incluyen la eternidad, pero muchas veces somos ciegos espirituales y no podemos ver el panorama completo. Si eres madre o padre imagino cuánto has rogado por la salud de tus hijos, aunque sea por un resfriado. Yo he tenido que pasar noches en hospitales cuando mis hijos han sido intervenidos quirúrgicamente, y el único consuelo que teníamos mi esposo y yo, mientras esperábamos, era el saber que Dios tiene un plan, que Su voluntad es buena, agradable y perfecta, aunque nuestros corazones estaban llenos de angustia y miedo en ese ‘momento agrio’. Y en ambas intervenciones quirúrgicas puedo decir que Dios se glorificó, hoy podemos testificarlo. Como puedes ver, Dios no sanó a mis hijos con un chasquido de dedos tan pronto elevamos una oración. No, Él los sanó por procesos operatorios.

Anhelo que Dios traiga consuelo a tu corazón en medio de las dificultades que enfrentas, que sane tu corazón herido y tu cuerpo enfermo, si es que padeces alguna condición. Dios es fiel y Su verdad va por encima de lo que creemos saber o entender.

Para reflexionar:

Señor, confío en tu amor y cuidado, en tu sabiduría, la cual compartes con quienes te la piden. Yo te pido sabiduría, porque con tu sabiduría se toman mejores decisiones cada día. Tú eres Dios estás sobre todo y en todo. En ti, Jehová pongo mi esperanza. Mi fe está en Jesús y en que todos los días el Espíritu Santo sea mi guía, aunque atraviese ‘momentos agrios’.