Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los HechosEjemplo

La tormenta en el camino

por Tracey Gernandt

"Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo" -- Hechos 27:25 (NVI)

Me animé cuando comencé a leer Hechos 27: "Cuando se decidió que navegáramos rumbo a Italia..." (v. 1). Hace algunos años, en mi cumpleaños número treinta, decidí que ¡iría a Italia para mi cumpleaños número cuarenta! Siendo madre soltera y, en ese momento, trabajando en un exigente trabajo corporativo de recursos humanos, no tenía idea de cómo este sueño aparentemente imposible se haría realidad. Pero sabía que tenía suficiente tiempo para planificar y ahorrar para este viaje extravagante, así que lo hice. Invité a mi mamá a que me acompañara, y pasamos los siguientes cinco años leyendo sobre Italia, viendo películas ambientadas en Italia, estudiando mapas italianos y planificando estratégicamente los lugares que visitaríamos durante nuestro viaje de dos semanas.

Por fin llegó mi cumpleaños número cuarenta. Llegábamos al final de nuestra extensa planificación. Nuestros vuelos fueron reservados y nuestro alquiler de autos y hoteles fueron confirmados. Nuestra aventura de viaje comenzaría en Venecia y terminaría en la región de Chianti en la Toscana. ¡Estábamos listas!

El día que salíamos de viaje, subimos nuestro equipaje, pasaportes y corazones felices al automóvil. Apenas salíamos hacia al aeropuerto cuando recibimos noticias desalentadoras. ¡Nuestro vuelo tan esperado había sido cancelado! ¡¿Qué?! Estábamos completamente preparadas para nuestro viaje, pero ahora, por causas ajenas a nuestra voluntad, de repente nos detuvieron en seco. ¡Esto no era lo que habíamos planeado! Nos encontramos a nosotras mismas y a nuestra agenda meticulosamente organizada en una mini tormenta de aplazamiento y reorganización.

En Hechos 27, Pablo sale de Cesarea y zarpa hacia Roma, un viaje de aproximadamente 2000 millas. Había estado anhelando ir a Roma durante varios años para poder ayudar a fortalecer la iglesia y enseñar a los cristianos que vivían allí. Pablo, sin embargo, no era un pasajero cualquiera. Era un prisionero que se dirigía a Roma para esperar su juicio. Era uno de los 276 pasajeros, la mayoría de los cuales también eran prisioneros.

Durante su viaje a Roma, él y sus compañeros se encontraron con una feroz tempestad en la que "fueron sacudidos furiosamente" (Hechos 27:18 NBLA). Las vidas de todos a bordo se vieron amenazadas. La tripulación y los demás prisioneros quedaron paralizados de miedo y comenzaron a perder la esperanza; pero Pablo compartió una palabra del Señor con sus compañeros de barco:

Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; solo se perderá el barco. Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y me dijo: "No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.” Así que ¡ánimo señores! Confío en Dios que sucederá tal y como me dijo. (Hechos 27:22-25 NVI)

Así como el Señor le advirtió a Pablo, la tormenta finalmente destruyó su barco, pero se salvaron todas las vidas a bordo.

¡Nosotros también tenemos una palabra prometedora y eterna del Señor! Jesús nos dice en Juan 16:33: "En este mundo afrontaran aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo" (NVI). Él nos dice esto para que podamos tener paz en Él, ¡incluso en las tormentas turbulentas de la vida!

A veces, nos encontramos en una tormenta porque estamos fuera de la voluntad de Dios. El pecado nos puede llevar a años de temporadas tormentosas. A veces nuestra desobediencia nos lleva a una tempestad. Por ejemplo, Jonás desobedeció a Dios al no ir a Nínive como se le había ordenado, y su tormenta lo llevo al vientre de un gran pez durante tres días. Incluso ser autosuficiente en lugar de confiar en Dios conduce a tiempos turbulentos. Vivir fuera de la voluntad de Dios es confuso, solitario y doloroso, pero puede llevar a la humildad.

Hay otras ocasiones en las que los problemas pueden sobrepasarnos ¡incluso cuando estamos operando dentro de la voluntad de Dios! Por ejemplo, Dios usó una tormenta sobre el Mar de Galilea para mostrarles a los discípulos su gran poder cuando Jesús caminó sobre el agua e invitó a Pedro a unirse a Él. Los discípulos de la barca estaban asustados, pero una vez que se concentraron en Jesús, presenciaron milagros y Dios los llenó de la paz que solo Él puede traer en las tormentas de la vida (lee Mateo 14:22–33).

El peligroso viaje de Pablo a Roma en Hechos 27 nos recuerda que podemos planear nuestro destino, y luego encontrarnos en el camino con un monzón inesperado, y aun así terminar exactamente donde Dios quiere que lleguemos. Al sufrir, podemos recibir una palabra de Dios o de un compañero creyente que nos recuerde el plan soberano de Dios y su gran fortaleza para que podamos perseverar. Independientemente de cuánto dure una tormenta, podemos enfocarnos con confianza en Cristo que nos proporciona su paz.

¿Tienes un deseo muy anhelado que inesperadamente se topó con una zanja, un desvío o incluso un callejón sin salida? La mía fue una mini tormenta de inconvenientes en el camino a Italia. La de Pablo fue una tormenta que amenazó su vida en el camino a Roma. Y al igual que Pablo, que finalmente llegó a Roma, mi mamá y yo finalmente llegamos a Italia.

Oración

Señor, Tú conoces todas las tormentas que enfrentaré. Ayúdame a dejar de ver mis circunstancias para fijar mis ojos solo en Ti. Eres mi refugio, mi consuelo y mi camino a seguir. Jesús, Tú eres mi paz en cada tormenta que encuentro. Ayúdame a recordar tu fidelidad y a confiar en Ti. Contigo no me rendiré. Gracias por amarme tanto. En el nombre de Jesús, amén.

Activación

• ¿En qué áreas de tu vida actualmente te falta la paz? Escríbelas e invita a Dios a esos lugares. Levanta tu mirada hacia Él en lugar de enfocarte en la tormenta (lee Salmo 121).
• Piensa en las veces que tu vida se ha sentido tormentosa. Agradece a Dios por haberte ayudado a superar esos momentos difíciles. Luego reflexiona sobre lo que dice Romanos 5:3–4. ¿De qué manera tu sufrimiento te ha llevado a la perseverancia, y cómo ha contribuido tu perseverancia a edificar tu carácter?
• ¿De qué manera el crecer en tu carácter te ha llevado a tener una nueva esperanza, especialmente para futuras tormentas? Pídele a Dios que te dé la oportunidad de compartir esa esperanza con alguien que se encuentra en una tormenta similar.

Para profundizar

Hechos 27; Filipenses 4:5–7; Juan 14:27; Isaías 26:3

Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?