El Niño Que RegresóMuestra

¿Alguna vez has sentido que esperar algo parece una eternidad? Vivimos en un mundo donde podemos hacer muchas cosas de manera instantánea: enviar un mensaje de texto a un amigo, navegar por las redes sociales o comprar nuestra comida rápida favorita. ¡Así que tener que esperar algo puede parecer algo difícil! Pero el punto es este: esperar no siempre es algo malo. De hecho, es algo que todos tenemos que hacer, y puede ayudarnos a crecer. Este versículo nos recuerda que, mientras esperamos, no estamos simplemente esperando algo; estamos esperando a Jesús y la esperanza que él trae. La próxima vez que te sientas impaciente —tal vez estés esperando tu cumpleaños, el fin de semana o las vacaciones de verano—, respira profundamente e intenta pedirle a Dios que te ayude a practicar la paciencia, no solo para las cosas que quieres ahora, sino también para las cosas que impactarán toda tu vida.