Cómo Actuar Cuando Tu Cónyuge No Te ComprendeMuestra

Sabemos que nuestras emociones pueden ser difíciles de mantener en su sitio, así que ¿cómo podemos hacerlo exactamente? Aplicando lo que sabemos con certeza que es verdad: ¡La Palabra Viva de Dios!

Lo primero es lo primero: ¡Cristo debe ser el centro! Simplemente tener esto fuera de orden es un detrimento para su matrimonio. El hombre debe servir como el líder del hogar. Como vimos en la escritura de ayer, su papel es proteger y amar a su esposa como Cristo ama a la Iglesia. Su amor es puro, duradero y sacrificado. Las esposas deben someterse a sus maridos, ofrecer ánimo y respetar el liderazgo de su marido.

La palabra de Dios es clara en Mateo 19: nadie debe separar lo que Dios ha unido. Ustedes dos se han convertido en una sola carne. No se conviertan en los que destrozan su propio matrimonio.

En nuestra relación individual con Cristo podemos dar prioridad a nuestra propia voluntad y deseos y negarnos a someternos plenamente a Cristo. Cuando esto sucede, empezamos a creer más en lo que sentimos que a meditar en lo que es verdad. Cuando lo hacemos, nuestros matrimonios empiezan a sufrir.

Si esperamos que el matrimonio cumpla lo que sólo Cristo puede cumplir, entonces nuestro matrimonio siempre será deficiente. El matrimonio no es capaz de hacernos sentir completos, ni de ser nuestra fuente de alegría. Sólo Dios es nuestra roca y nuestro sostén. Él es suficiente. Él es suficiente. Nuestro matrimonio puede ser un don, una bendición, una alegría; una imagen del amor de Cristo para que el mundo lo vea, pero no es nuestra fuente de alegría. Es Dios quien nos llena de "toda alegría", como vemos en Romanos 15:13.

No podemos vivir egoístamente en nuestros matrimonios y luego creer la mentira de que nuestro matrimonio no es bueno. El matrimonio es un lugar de sacrificio y servicio. Tenemos que buscar el bien de nuestro matrimonio y de nuestro cónyuge antes que el de nosotros mismos. Vemos el ejemplo de Cristo cuando caminó por la tierra lavando los pies de sus discípulos y derramando su sangre por todos nosotros.

La verdad es que nuestro Dios es bueno, está a favor de nuestro matrimonio y nos ama profundamente. Lo que también es cierto es que tú y tu cónyuge son seres pecadores que ven el mundo de manera diferente y experimentan las emociones de manera diferente. La única certeza: La Palabra de Dios sigue siendo la misma (1 Pedro 1:25).

Oración: Señor, gracias porque tu Palabra es y será siempre verdad. Que sea el fundamento sobre el que construya mi vida y mi matrimonio. Ayúdanos a mí y a mi cónyuge a dar prioridad a la verdad sobre los sentimientos. Ayúdanos a crear un lugar seguro para sentir lo que sentimos y compartirlo el uno con el otro. Gracias porque eres nuestra fuente de alegría y porque podemos recurrir a ti para satisfacer esa necesidad. Gracias porque no tenemos que agobiar a nuestro matrimonio ni a los demás con una expectativa que nunca puede satisfacerse fuera de ti. Gracias porque me amas a mí y a mi matrimonio, ¡que sigas haciendo crecer a ambos para tu voluntad y tu gloria!

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