La Voluntad Del PadreMuestra

La primera frase de esta definición es: “La voluntad amorosa del Padre de darse a conocer por medio del Hijo". ¿Qué significa esto? Que el propósito eterno nace en el corazón del Padre. No es un invento humano, no es una moda, no es una doctrina, ni algo novedoso que debamos adoptar, sino el deseo del Padre. Es el anhelo de Abba Padre, aquello que Él decidió llevar a cabo desde antes de la fundación del mundo.

El propósito eterno no es algo que Dios necesita, pero sí es algo que Él quiere, porque Dios no necesita nada. Por lo tanto, no se trata de satisfacer una carencia divina, sino de comprender lo que Él desea. Por eso, estoy convencido de que este es el tema más importante que podemos aprender: el deseo del Padre.

¿Y cuál es el deseo del Padre? Tristemente, aunque este es el tema, concepto o realidad que la iglesia más necesita entender, es también el menos estudiado. Es uno de los aspectos menos explorados dentro de la iglesia.

En el Nuevo Testamento, esto se revela con claridad y puede estudiarse en profundidad: el propósito eterno es la máxima expresión de la intención y la voluntad de Dios desde antes de la fundación del mundo. Está presente desde Génesis, porque, como hemos dicho, es la voluntad amorosa del Padre de darse a conocer por medio del Hijo.

¿Por qué creó Dios a Adán y Eva? “Hagamos al hombre a nuestra imagen". El deseo de Dios siempre fue darse a conocer. ¿Sabe cuál es el llamado más alto que tiene la iglesia? Ser conformada a la imagen del Hijo.

El deseo del Padre siempre fue tener muchos hijos conformes a la imagen de Su Hijo. Por eso, en Romanos 8:29 se afirma:

“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos".

El deseo de Dios no es simplemente llevar gente al cielo. Sin embargo, una gran parte de la iglesia parece enfocarse en esto. Meter gente en el cielo es solo una consecuencia del propósito eterno, pero no es el propósito eterno.

El propósito eterno es que usted y yo seamos la imagen del Padre en la tierra, siendo conformados a la imagen del Hijo. Ese es el propósito, eso es lo que Dios anhela de nosotros. Y para lograrlo, se requiere madurez.

Para Dios, nada tiene más importancia que Su propósito eterno. Todo lo demás colabora con ese propósito, pero no es el propósito en sí. Dios, como sabemos, no negocia Su propósito con nadie. El Padre jamás permitirá que Su propósito se detenga por causa de alguien.

El propósito avanzará con usted, conmigo o sin nosotros. El propósito seguirá adelante; no se detiene. No somos tan importantes. Dios está centrado en Su Hijo, mientras que nosotros muchas veces seguimos centrados en cosas que suenan piadosas, como: “Quiero conocer la voluntad de Dios para mi vida".

Pues bien, yo te lo digo: la voluntad de Dios para ti es Cristo. Lo que Dios quiere de ti es que Cristo se forme en ti y en mí. No se trata de descubrir un plan oculto. La voluntad de Dios es que Cristo sea formado en nosotros.

Cuando conocemos a Cristo, estamos conociendo la voluntad de Dios para nuestras vidas. Efesios 1:4-6 lo expresa claramente:

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. En amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado".

Esto es precisamente lo que Él quiso hacer, y le dio gran gusto hacerlo. Por lo tanto, alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros.

¿Y por qué Dios hizo todo esto? Para que lo alabemos por Su grande y maravilloso amor.