La Voluntad Del PadreMuestra
Saludos, querido lector:
Desde hace varios días hemos estado lanzando una serie de planes devocionales bajo el título de “Propósito Eterno”. En esta oportunidad queremos profundizar en el concepto de la voluntad del Padre dentro del marco del propósito eterno.
En Juan 1:16, las Escrituras dicen lo siguiente: “De su plenitud, todos recibimos gracia sobre gracia". ¿Te sabes este versículo, ¿verdad? La mayoría lo conoce, pero fíjate qué interesante: dice de su plenitud. Todos la recibimos.
Hay una conversación en el capítulo cuatro de Juan entre Jesús y una mujer samaritana. Para ponerte en contexto histórico, los judíos y samaritanos se odiaban a muerte, tenían sus disputas y pensamientos diferentes. Por eso, en la conversación entre Jesús y la samaritana, podemos ver que ella dice: “Vosotros decís que hay que adorar en este monte, nosotros decimos que hay que adorar en aquel monte". Y Jesús le responde: “Ni en este monte ni en aquel, sino que ahora los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad".
Esta conversación inicia porque Jesús le pide agua a la mujer. Luego, al hablar con ella, Jesús le dice: “El que beba del agua que yo tengo nunca más volverá a tener sed". Fíjate en esta expresión: nunca más volverá a tener sed. ¿El que beba de quién? ¡De Cristo! Lo triste es que todavía hay personas esperando un mover del Espíritu afuera, cuando el mismo Jesús nos aseguró que es desde el interior (Juan 7:37-39).
En Colosenses 2:10 se dice: “Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad". ¡Estamos completos en Él! Ahora, si te dijera que no tienes ninguna necesidad, ¿qué pensarías de mí? Claro, hablo en términos espirituales. Porque cuando analizamos las Escrituras desde el punto de vista de Dios, descubrimos que la persona que está en Cristo no tiene necesidades.
¿Por qué te digo esto? Porque estamos hablando de propósito eterno y aprendiendo que este propósito debe ser entendido desde la madurez que hemos obtenido gracias al triunfo de Jesús en la Cruz del Calvario.
Esto es importante comprenderlo, porque el propósito eterno anula el “mí”: mi necesidad, mi problema, mi asunto, lo que yo quiero. Esa es una actitud inmadura. Por ejemplo, antiguamente había un programa de televisión infantil llamado Lazy Town. En uno de los episodios, un personaje egoísta cantaba una canción que repetía: “Esto es mío, es mi caramelo, es mi juguete”. Este personaje solo pensaba en su propio bienestar, y pasa algo similar cuando, desde los púlpitos, se predica a la necesidad. Al alma le gusta, porque por naturaleza tendemos a ser egoístas.
La gente responde diciendo: “Me encanta este mensaje, esta palabra. Dios me está hablando". ¿Por qué? Porque se les está predicando a su necesidad, y se identifican con ello. Pero, ¿qué es lo que realmente nos lleva a la madurez? Que se nos predique desde la plenitud de Cristo. Claro, cuando nos predican desde la plenitud de Cristo, nuestra alma no se identifica porque todavía está en proceso de transformación. Por eso muchas veces no nos gusta tanto.
En España, por ejemplo, en nuestro sistema educativo tenemos primero lo que antiguamente se conocía como parvulario o educación preescolar. ¿Qué se enseña en estas edades? No le vas a enseñar a un niño de dos años una raíz cuadrada. A los más pequeños se les dan juguetes que estimulen su pensamiento. Lo normal es avanzar poco a poco, y la madurez nos lleva a enfrentar cambios con expectativa.
El propósito eterno tiene que ver precisamente con eso: con madurez. Debe ser visto desde esta perspectiva, porque, repito, el propósito eterno no habla de nosotros. No habla de la sanidad que necesitamos, ni de la provisión que deseamos, porque partimos de la base de que, en Cristo, las necesidades han sido suplidas.
El problema es que seguimos esperando algo que ya ocurrió. No hemos entendido que desde nuestro interior correrán ríos de agua viva. Todo lo que tú y yo necesitamos se encuentra en el Cristo que nos habita. No es algo que va a caer del cielo, ni algo que sucederá cuando alguien nos imponga manos, ni algo que llegará después de veinte días de ayuno y oración. Es algo que ya fue depositado en ti y en mí por el Cristo que habita en cada uno de nosotros.
Recuerda: ¡Estamos completos en Él!
Escrituras
Acerca de este Plan
La primera frase de esta definición es: “La voluntad amorosa del Padre de darse a conocer por medio del Hijo". ¿Qué significa esto? Que el propósito eterno nace en el corazón del Padre. No es un invento humano, no es una moda, no es una doctrina, ni algo novedoso que debamos adoptar, sino el deseo del Padre. Es el anhelo de Abba Padre, aquello que Él decidió llevar a cabo desde antes de la fundación del mundo.
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