Lectura Con El Pueblo De Dios 8: La PazEjemplo

1 Juan 4:18

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

El amor verdadero es el amor de Cristo, y todo amor es verdadero en la medida en que se conforme al suyo. El amor de Cristo nos ha rescatado de lo que éramos y nos ha transformado en lo que somos. Cristo nos amó, no porque fuéramos dignos de ser amados, sino precisamente cuando no lo éramos. Cristo ama lo que no es amable. Esa es su naturaleza. Y en el momento en que Él ama, lo no amable se convierte en algo nuevo. Dios es amor, y porque Cristo nos ha amado, ahora somos de Dios, y porque somos de Dios, ahora amamos, y lo hacemos con amor verdadero, aunque, tal vez, solo sea un reflejo pálido del amor perfecto que Él nos dio.

Amamos porque Cristo nos amó primero. Este amor no es algo superficial o trivial. No es fácil amar en un mundo caído. No es fácil amar a personas caídas. No es fácil ser amado por personas caídas. Y sin embargo, ahora amamos y recibimos amor porque tenemos paz en Cristo. Confiados en su amor, somos libres. El amor es vulnerable, corre el riesgo de ser rechazado, pero nosotros nunca seremos rechazados por Cristo. Por eso podemos amar sin condiciones. Podemos amar a todos, sin importar si nos aman de vuelta o no, porque hemos sido tan amados. Y el amor verdadero se parece al amor de Cristo, en la medida en que es verdadero.

El amor perfecto echa fuera el miedo. El amor perfecto nació en Belén, y tú has sido amado con su amor perfecto. No tienes nada que temer. Tu castigo ha sido pagado. El cielo te espera. Tu vida es un regalo. Tú eres el premio de Cristo. Puede que eso no te parezca gran cosa, dado todo lo que Él hizo, pero lo hizo todo por ti. Y ese amor que te buscó, te compró y te enseñó ahora te está perfeccionando, es decir, te está llevando hacia tu fin final, que es el eterno principio. ¿Qué hay que temer cuando eres amado por Dios? No hay nada que temer y todo que amar.

Podemos amar a todos, ya sea que nos amen de vuelta o no, porque hemos sido tan amados.

El amor perfecto echa fuera el miedo. ¿Tienes miedo? Mira al Amor. Mira a Dios. Recuerda quién eres. Eres amado por Dios, quien te amó antes de que tú lo amaras, antes de que fueras siquiera digno de ser amado. ¿Por qué habría de dejar de amarte quien te amó de tal manera? Seguramente no lo hará. Así que anímate. Eres amado. Ama libremente, no para evitar castigos ni para ser amado, sino porque el Amor te ha liberado.

Señor Jesús, tú eres el amor, y tú nos amas. Echa fuera nuestro miedo y ayúdanos a amar con el mismo amor con el que tú mismo nos has amado. Amén.