Lectura Con El Pueblo De Dios 8: La PazEjemplo

Juan 14:25-27

Estas cosas os he hablado estando con vosotros; pero el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo (Juan 14:25-27 RVR1960).

El Espíritu avivó nuestra memoria, trayendo a nuestra mente lo que Cristo ha dicho y hecho. De esta manera, el Espíritu actúa como tus abuelos hojeando un álbum de fotos mientras te explican el pasado a través de las imágenes, desempacando tu historia y recordándote quién eres. Sin embargo, en lugar de fotos, el Espíritu usa promesas, las promesas de Jesús. Y por medio de la obra del Espíritu, llegamos a conocer mejor a Dios porque escuchamos a Dios hablarnos y recordamos lo que Él nos ha dicho.

El Espíritu trae paz.
Esta no es una paz como la que da el mundo. No se trata de un momento de quietud o escape de los conflictos normales de la vida aquí abajo. Esta paz es sólida y duradera. Esta paz trasciende todo el conflicto de la vida aquí, sobrepasando todo entendimiento. Esta paz es un regalo: es el perdón de los pecados y la reconciliación; es una paz que echa fuera el temor. Es lo que las personas buscan en esta época del año.

Se ha dicho que si quieres encontrar el ídolo de alguien, debes seguir sus temores. ¿Qué temes? Sigue los temores y encontrarás los ídolos. Y así, el Espíritu echa fuera el temor de los hombres, ese miedo instintivo, asustado y enfocado en el presente, y lo reemplaza con el temor de Dios, que es fe, la cual ya conoce su principio, su medio y su fin. El Espíritu no nos deja tener miedo porque el Espíritu no nos deja soltar a Cristo, quien nunca nos soltará. Esta es la paz.

Esto no significa que nunca temblemos o tengamos noches largas de incertidumbre. Somos santos y pecadores. El viejo Adán confiará en cualquiera menos en Dios y buscará paz en cualquier lugar menos donde se encuentra. Sin embargo, el Espíritu le da tormento al viejo Adán. El Espíritu avivará nuestra memoria. El Espíritu nos ayuda con nuestras necesidades. Y siempre sabemos dónde encontrar al Espíritu porque Dios se ha atado a los medios de gracia y, por lo tanto, a nosotros. El Espíritu viene a través de la Palabra y los sacramentos, en los labios de los predicadores y amigos cristianos, con pan, vino y agua.

¿Has estado viviendo con miedo o con paz?
Encuentra a Dios donde Él ha prometido estar; donde Él se revela en la venida de Cristo. Recuerda lo que Cristo ha dicho y hecho. Anímate. Aférrate a Cristo. Sé enseñado. Sé absuelto. Esté en paz mientras tus ídolos son derribados y el verdadero Dios, por el Espíritu, te declara suyo, una y otra vez, hasta la gloria. Esta es la razón por la cual Cristo nació en primer lugar.

Señor Jesús, tú nos has enviado tu Espíritu como lo prometiste. Enséñanos todas las cosas y mantén tu persona, tus palabras y tus obras siempre en primer lugar en nuestra memoria, para que vivamos sin miedo y en paz. Amén.