La Sala De Espera De DiosMuestra
¿Qué hacer mientras espero?
Cuando sufrimos y no sentimos que Dios nos responde, nos deprimimos, lloramos y nos quejamos. En los momentos de espera, hay que hacer justamente todo lo contrario:
- Alaba a Dios en la sala de espera. Pareciera que lo último que alguien pudiera hacer cuando está sufriendo es alabar, pero Dios merece nuestra alabanza en todo momento. Cuando alabamos, dejamos de concentrarnos en nuestro problema, y vemos a un Dios grande y poderoso a nuestro lado. Siempre me gustó el salmo 77, un salmo de Asaf. «Cuando estaba en graves dificultades, busqué al Señor. Toda la noche oré con las manos levantadas hacia el cielo, pero mi alma no encontró consuelo… Y yo digo: «Este es mi destino; el Altísimo volvió su mano contra mí». Pero después me acuerdo de todo lo que has hecho, oh Señor; recuerdo tus obras maravillosas de tiempos pasados. Siempre están en mis pensamientos; no puedo dejar de pensar en tus obras poderosas» (Salmos 77:2,10-12, NTV). Él comienza lamentándose porque cree que Dios lo abandonó, pero en determinado momento, cambia su mirada y la pone sobre Dios. Entonces comienza a alabarlo y a reconocer lo que hizo en el pasado.
- No abandones la iglesia cuando estés en la sala de espera. Cuando las cosas se complican, muchos dejan de reunirse con la iglesia y ya no asisten a las reuniones. La Iglesia es una familia que Dios nos regaló, para que podamos acompañarnos, apoyarnos y alentarnos los unos a los otros. Si te alejas de ella, tendrás que luchar con tu problema solo. La Biblia dice: «… No dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros…» (Hebreos 10:25, NTV). No te alejes, todo lo contrario, acércate que tus hermanos y hermanas estaremos para ayudarte.
- Ora a Dios en la sala de espera. «¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore…» (Santiago 5:13, NTV). Aunque sientas que Dios no responde, ora igual. Nunca dejes de hablar con Dios. «Nunca dejen de orar» (1ª Tesalonicenses 5:17, NTV). La respuesta llegará en el tiempo justo.
- Ayuda a los demás con sus necesidades en la sala de espera. Es tiempo de dejar de vernos a nosotros mismos y mirar a nuestro alrededor. En lugar de lamentarte por tu situación, sal a la calle y ayuda a otros. Mira hacia atrás, ¿cuántas veces Dios te libró de una situación difícil? De la misma manera, ayuda a que otros puedan encontrar la salida. Usa las situaciones pasadas (y la actual también) para ser de bendición en la vida de los demás. «… (Dios) nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros» (2ª Corintios 1:3-4, NTV).
- Anímate en la sala de espera. «… cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada.» (Santiago 1:2-4, NTV). Tu sufrimiento tiene un propósito. Anímate al saber que Dios quiere actuar para bien en tu vida, y tiene algo especial preparado para ti. Además, estoy segura que tienes muchas cosas buenas. Agradécele a Dios por todas ellas.
- Busca más a Dios en la sala de espera. Que la prueba que estés viviendo te acerque a Dios cada vez más. Búscalo con todas tus fuerzas, anhélalo de todo corazón. «Busqué al Señor y él me respondió; me libró de todos mis temores» (Salmos 34:4, NVI). Las pruebas son una buena oportunidad para ejercitar la dependencia en Dios. Todo lo que creímos “firme” y “seguro” terminará desvaneciéndose, pero Dios no lo hará. Sujétate de Él; y será tu roca firme. Que cuando salgas de esta prueba, puedas estar más cerca del Señor, disfrutando de una relación profunda y sincera con Él.
Acerca de este Plan
Creo que una de las experiencias más difíciles que tenemos como cristianos es cuando oramos, pero no recibimos respuesta. Pareciera que Dios permanece en silencio. ¿Será que no nos escucha? Claro que lo hace, pero muchas veces Dios trabaja en medio del silencio. No te aflijas, no estás solo. Dios está trabajando mientras te encuentras en la sala de espera.
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Nos gustaría agradecer a Andrea Pachalian por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://about.me/andreapachalian