La Sala De Espera De DiosMuestra
Cansados de esperar
¿Alguna vez te pasó de estar en una sala de hospital esperando un resultado médico? ¡Qué desesperante! Luego de horas de espera… ¡al fin! Se acerca el doctor con su bata blanca y una tabla que contiene las hojas que determinarán tu futuro a partir de ahora. Estás nervioso, tu corazón palpita más rápido de lo normal. Cuando el doctor finalmente llega, resulta que venía a darle los resultados al paciente que estaba a tu lado, y no a ti. No queda otra, vuelves al inicio. Nuevamente te encuentras esperando una respuesta, deseando que un doctor pronto llegue con buenas noticias, pero no olvidas que las cosas pueden salir mal, y que tu vida como la conoces puede cambiar para siempre.
¿Qué puedes hacer en esta situación? Esperar, porque la verdad es que a veces, no hay nada más por hacer. No sé tú, pero a mí no me gusta esperar. Menos aún si hay algo valioso en juego:
- Te encuentras esperando los resultados médicos que informarán si el tumor en tu cuerpo desapareció gracias a los tratamientos.
- Luego de contraer tantas deudas, te encuentras a la espera de la respuesta del banco. ¿Aprobarán tu petición para ese préstamo solicitado?
- Luego de un mal mes en el trabajo que emprendiste, debes esperar y ver si llegas económicamente a fin de mes.
- Tu matrimonio está en la cuerda floja. Oras a Dios para que restaure tu relación y te esfuerzas para lograrlo, pero no ves cambios, y sientes que se acaba el tiempo.
¿Qué haces? ¿Te preocupas? ¿Te enojas? ¿Tiras la toalla o intentas mantenerte en pie? ¿Oras a Dios? Creo que una de las experiencias más difíciles que tenemos como cristianos es cuando oramos, pero no recibimos respuesta. El rey David también se sintió así: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos cuando gimo por ayuda? Cada día clamo a ti, mi Dios, pero no respondes; cada noche levanto mi voz, pero no encuentro alivio» (Salmos 22:1-2, NTV).
Pareciera que Dios permanece en silencio. ¿Será que no nos escucha? Claro que lo hace, pero muchas veces Dios trabaja en medio del silencio. ¿Escuchaste bien? No te aflijas, no estás solo. Dios está trabajando mientras tú te encuentras en la sala de espera. Así, Él forja nuestro carácter y nos enseña lecciones invaluables, que de otra forma sería imposible que las aprendiéramos.
En los próximos tres días seguiremos desarrollando este punto. Pero hoy, déjame terminar diciéndote esto: No te rindas, no bajes los brazos. Dios no te abandonó. Él quiere enseñarte algo muy importante. Cuando te realizan una intervención médica es normal sentir dolor, pero termina siendo para bien, para que mejore tu salud física y tu calidad de vida. De la misma manera, puedes sentir dolor cuando Dios interviene para sanar heridas del alma, pero finalmente, es para tu bien. No olvides las palabras del apóstol Pablo: «Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos» (Romanos 8:28, NTV).
Escrituras
Acerca de este Plan
Creo que una de las experiencias más difíciles que tenemos como cristianos es cuando oramos, pero no recibimos respuesta. Pareciera que Dios permanece en silencio. ¿Será que no nos escucha? Claro que lo hace, pero muchas veces Dios trabaja en medio del silencio. No te aflijas, no estás solo. Dios está trabajando mientras te encuentras en la sala de espera.
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Nos gustaría agradecer a Andrea Pachalian por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://about.me/andreapachalian