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La oración eficaz

DÍA 6 DE 13

El Dios mío me oirá

“Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”. Miqueas 7:7

“El Dio mío me oirá”. Esta frase subraya la confianza del profeta de que Dios le oirá. La oración de poder descansa en la confianza en que Dios oye la oración de sus hijos. Esa es la confianza que alimenta la perseverancia para prevalecer en oración delante de Dios. Esa misma confianza fue la que acompaño, en medio de sus tribulaciones y angustias, al rey y salmista David: “Jehová oirá cuando yo a Él clamare” (Salmo 4:3); “yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios” (Salmo 17:6). Esa fue la confianza que animó a David a elevar constantemente sus oraciones a Dios: el tener la convicción y la seguridad de que Dios está atento y escucha las oraciones de su pueblo.

Muchos creyentes pueden pensar, al esperar largamente por una respuesta, que Dios no oye sus peticiones, que Dios es sordo; y pueden preguntarse con incredulidad: ¡Oye, Dios! ¿estás allí? ¿Me escuchas?
A veces, como creyentes, podemos tener la impresión de que Dios no nos escucha o retarda inexplicablemente la respuesta a nuestras oraciones, sobre todo en momentos de tribulación. Pero Dios no es sordo, ni se hace el desentendido.

Dios se complace en nuestras oraciones, y no demora innecesariamente su respuesta. Por el contrario, está presto a responder, tal como lo expresa el Salmo 34:17:“Claman los justos, y Jehová oye…”. Dios oye nuestras oraciones, se deleita y goza en oírla, como lo afirma Proverbios 15.8: “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; mas la oración de los rectos es su gozo”.

Dios pagó un precio demasiado alto para escuchar a sus hijos

Mejor dicho, pagó un elevado precio para que tú pudieras acercarte a Él y expresarle tu sentir. Cristo mismo, que con su muerte pagó ese precio. Experimentó toda la gama de experiencias y emociones que tú puedes experimentar, fue tentado en todo, pero sin pecar, y todo eso para proporcionarte, un sumo sacerdote e intermediario ante el Padre, que pueda ser un verdadero interlocutor (mediador) entre tú y Dios. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”(Hebreos 4:15-16).

Dios no pagó un precio tan alto, para luego hacerse el desentendido o el sordo. Recuerda que Dios te ha unido a ti a Cristo. Jesús dijo que en su nombre podíamos pedir cualquier cosa al Padre y Él la haría. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”(Juan 14:13). De modo que, el valor de Cristo y el deleite que tiene el Padre de oír a sus hijos, constituyen la confianza de que seremos oídos. Como dijo el profeta Miqueas:“...el Dios mío me oirá”.

Para reflexionar:

¿Oras a Dios con la convicción de que Él se delita en escucharte?

Día 5Día 7

Acerca de este Plan

La oración eficaz

La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. La definición más básica de la oración es "hablar con Dios". La oración no es meditación o reflexión pasiva; es dirigirse directamente a Dios, en un diálogo abierto. La oración nos acerca a Dios y nos conecta con Él.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/