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La oración intercesora – parte II: Erigiéndonos como muros y guardas

“Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra”. Isaías 62:6-7

Los muros de Jerusalén representan protección para la ciudad, y los guardas se convierten en los centinelas que velan por su seguridad. Cuando nos levantamos como intercesores delante de Dios, nos erigimos como muros y guardas.

Los muros y los guardas nos recuerdan el papel que necesitamos desempeñar delante de Dios, como intercesores de Él en contra de los ataques del enemigo. La Biblia dice que Satanás acecha como león rugiente; pero que la iglesia ha sido habilitada con autoridad para resistirle y desbaratar sus obras.

Las naciones son acechadas y sitiadas por el enemigo, pero Dios ha llamado y empoderado a una iglesia para actuar como muros y guardas.

Necesitamos clamar e interceder por nuestra nación, velando con toda oración y suplica, sin darle tregua al enemigo, “sin bajarnos del muro”, hasta que Dios restablezca nuestra nación, y la ponga por alabanza en la tierra.

Para reflexionar:

• ¿Estás dispuesto a erigirte como muro y guarda a favor de tu nación?