Regocíjate- Celebrando El Tiempo De AdvientoMuestra

Dios recuerda

Leer: Lucas 1:54-55; Génesis 15:1-21; Mateo 26:27-28

EOAO: Lucas 1:54-55

"Socorrió a Israel, su siervo, y se acordó de su misericordia,
de la cual habló con nuestros padres, con Abrahán y con toda su descendencia para siempre".

En el Texto

Al final de su himno, María cantó sobre el Dios que misericordiosamente recordó sus promesas hechas hace mucho tiempo. Muchos siglos antes, Dios le había hecho una promesa a Abraham. A lo largo de la historia de Israel, Dios recordó, renovó y actuó según esta promesa del pacto. No dependió de la fidelidad de Israel sino de la misericordia de Dios. De hecho, muchas veces cumplió Sus promesas a pesar de la rebelión y desobediencia de su pueblo. A través de Jesús, Dios estaba a punto de hacer una nueva y mejor alianza, una que cumplía las promesas hechas a Abraham pero las superaba mucho más de lo que María podría haber imaginado.

Dios hizo un nuevo pacto con su pueblo mediante la muerte de su amado Hijo. Si Dios guardó Su pacto con Abraham, que era sólo una sombra del nuevo pacto venidero, ¿cuánto más podemos confiar en que Él cumplirá las promesas que Jesús compró con Su propia sangre? Jesús prometió perdonarnos, renovarnos, llenarnos con el Espíritu Santo, estar siempre con nosotros y llevarnos a nuestro hogar eterno en el cielo.

Que Dios siempre recuerde y cumpla sus promesas es una gran fuente de consuelo para su pueblo. Incluso cuando nos sentimos fracasados, Dios todavía nos ama y no nos rechazará. Él no puede ni quiere romper el pacto que hizo con nosotros. Él es tan fiel con nosotros como lo ha sido con todos Sus hijos a lo largo de toda la historia. No mira nuestros fracasos, sino que recuerda la obra de Jesús en la cruz. Aquí es donde nuestros corazones pueden descansar. Dios recuerda su pacto.

Como dijo María, cuando Dios se acuerda misericordiosamente de su pueblo, viene a ayudarlo. En nuestras propias vidas, ¿no hemos visto que Dios se acuerda de nosotros? Muchas veces Él ha atendido nuestras necesidades, nos consoló en nuestra tristeza, nos liberó del pecado y nos guió en decisiones difíciles. Unámonos al canto de alabanza de María a nuestro santo Dios, nuestro misericordioso Salvador y nuestro fiel cumplidor de promesas.

Oración

Padre Celestial, completa la obra que has iniciado en mí. Ayúdame a recordar que tu carácter nunca cambia. Amén.