Soltera y esperando...Muestra
No te compares con las demás
¡Uf! Si hay algo que tuve que aprender (¡y me sigue costando!) es a no compararme con los demás. Muchas veces nos comparamos con otro sin saber su situación, sin considerar lo que tuvo que hacer para tener lo que tiene, o ser como es. No olvides que todo en la vida es un proceso. Así como a ti te requiere tiempo y esfuerzo lograr algo, a tu amigo, vecino o hermano también. Y el problema es que, cuando nos comparamos, olvidamos ese proceso que el otro tuvo que atravesar para lograr ser como es o tener lo que tiene. Además, vemos solo los “aparentes logros”, pero no sabemos cómo el otro se siente con lo que tiene. Por ejemplo, tal vez decimos: «Ay, ¡cómo me encantaría tener el esposo que tiene ella! Es muy amoroso y realmente la cuida»; pero nuestro juicio está formado únicamente por lo que vemos a simple vista. No sabemos como es su relación de la puerta para adentro. Tal vez si le preguntas a ella, te diría todo lo contrario.
Lo que vemos es engañoso, y desear tener algo ajeno es engañarnos a nosotros mismos. Siempre me gustó la frase: «El césped siempre es más verde al otro lado de la cerca». No te compares, no todos los tiempos y procesos son iguales. La Biblia dice: «Presta mucha atención a tu propio trabajo, porque entonces obtendrás la satisfacción de haber hecho bien tu labor y no tendrás que compararte con nadie» (Gálatas 6:4, NTV). Debes enfocarte en tu proceso, no en el del otro. Actúa con excelencia, da lo mejor de ti, y así no necesitarás compararte con otros.
Siempre uno tiende a compararse con sus amistades más cercanas. En mi caso, fui una de las primeras en mi grupo de amigas en ennoviarse. Seguramente algunas de ellas hayan deseado estar en mi lugar, pero sin tener idea de lo que uno tuvo que pasar en el proceso. Es cierto, me ennovié siendo joven, pero luego, con mi novio tuvimos que esperar cinco años para casarnos, porque ninguno de los dos trabajaba ni tenía el sustento económico necesario para llevar una casa y familia adelante. En cambio, otras amigas se ennoviaron más tarde, se casaron sin problema al poco tiempo porque tanto ellas como sus esposos ya estaban independizados. En ese momento que me tocó esperar, yo también me comparaba con otras a las que “aparentemente” todo les salía bien. Hoy entiendo que Dios permite las cosas, y define tiempos perfectos para cada etapa de la vida, porque nos conoce y nos ama. Además, todo forma parte de un gran aprendizaje. Al día de hoy, tengo algunas amigas que aún siguen solteras, y cuando alguna me dice «pero porque vos ya estás casada», yo les digo: «pero no sabés el trabajo que nos dio a mi esposo y a mí llegar al momento en el que estamos hoy. Además, no estarás casada, pero a diferencia de mí, ya terminaste tus estudios universitarios y tenés tal y otra cosa…». Cada persona tiene sus procesos, cada persona enfrenta distintos éxitos y fracasos en la vida. Y quiero ser clara con esto: Estar soltera no es un fracaso. Aprovecha esta etapa para hacer cosas que luego no podrás hacer.
En resumen, si pensabas compararte conmigo, te advierto de antemano, ¡no lo hagas! Lo que por fuera puede parecer “perfecto”, no lo es. Nadie es perfecto. Por eso, concéntrate en tu vida y tus procesos, no te compares, y busca mejorar para cada día sentirte más a gusto contigo misma.
Escrituras
Acerca de este Plan
Creo que uno de los mayores anhelos que tenemos como mujeres es encontrar al hombre ideal, casarnos y formar una familia. Pero, ¿qué pasa cuando el tiempo avanza y seguimos solas? Muchas veces, Dios no nos abre las puertas a determinadas oportunidades, porque no estamos preparadas para ellas. En este plan te comparto algunos principios fundamentales que debes tener incorporados en tu vida antes de comenzar a buscar esposo.
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Nos gustaría agradecer a Andrea Pachalian por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://about.me/andreapachalian