Soltera y esperando...Muestra

Depende únicamente de Dios

Una mujer de Dios no necesita una relación amorosa para ser feliz, solo necesita a Dios. Cuántas veces hemos escuchando la expresión “media naranja” referida al novio o esposo. Suena muy lindo, pero no es algo a lo que deberíamos aspirar. Tu media naranja implica que la otra parte es la que te completa, porque tú eres solo una mitad. En todo caso, tu media naranja debería ser Dios. El único que puede completar tu vida es Dios. Tu futuro esposo no te completará, te complementará. Hay una diferencia muy grande entre ambas palabras. El único que puede llenar el vacío en nuestra vida es Dios; no puede hacerlo el dinero, la fama, el reconocimiento, la familia, una amistad, ¡ni un esposo!

Por eso, antes de encontrar un esposo, debes aprender a ser feliz con Dios. Porque si hoy no eres feliz, mañana cuando tengas un esposo tampoco lo serás. Solamente cargarás a tu hombre con una carga que no le toca llevar: hacerte feliz. No solo no es el responsable de hacerlo, sino que tampoco lo logrará. El único que puede hacerte realmente feliz es Dios. «Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada» (Juan 15:5, NTV). ¿Qué pasa si cortas una rama de un árbol o planta? Se muere. Lo mismo sucede cuando nos alejamos de Dios. Dependemos de Él, pues si nos alejamos, moriremos, y no podremos hacer nada.

El salmo más conocido, escrito por David, comienza con una declaración importante que muchas veces pasamos por alto: «Jehová es mi pastor; nada me faltará» (Salmos 23:1, RVR60). Otra versión dice: «El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito» (Salmos 23:1, NTV). ¿Es así? Porque tienes a Dios, ¿no te falta nada? ¿Tienes todo lo que necesitas? Muchas veces repetimos como loros este texto sin pensar en lo que estamos afirmando: Si tengo a Dios, tengo todo lo que necesito. Entonces, ¿por qué estas sufriendo y lamentándote de que no tienes pareja? Deja de reclamarle a Dios un esposo, y comienza a disfrutar de tenerlo a Él.